Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los seis nutrientes esenciales son las vitaminas, minerales, proteínas, grasas, agua y carbohidratos. Hay grasas que tienen un efecto metabólico positivo importante las grasas monoinsaturadas y especialmente las poliinsaturadas. Y dentro de los poliinsaturados los ácidos grasos polinsaturados de cadena larga del tipo omega-3.
- En el Webinar Desafíos y oportunidades: Innovación alimentaria en Chile, Mónica Vázquez, Especialista de la Facultad de Ciencias Biológicas, destaca que “estos ácidos grasos son muy importantes y debemos consumirlos exógenamente”.
Evaluando qué otro potencial y potenciales acciones tienen estos ácidos grasos, el problema es que estos ácidos grasos de cadena larga no están en vegetales. Los vegetales tienen un tipo de omega-3 pero no tienen los ácidos de cadena larga cuando uno mira las rutas de biosíntesis”,
señala Vázquez.
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El papel de las microalgas
Las microalgas son foco de investigaciones desde hace décadas. Los científicos se interesaron en ellas como un material potencial que sirve de base para futuros biocombustibles, pero en los últimos años priorizaron su aplicación a la alimentación humana dadas las características nutricionales y organolépticas de las microalgas.
Actualmente se producen en su mayoría en charcas abiertas de Asia, donde están expuestos a la contaminación como cultivos húmedos. Algunas especies de microalgas son más fáciles de producir en cultivos cerrados, sin contaminación, en fotobiorreactores.
En ese sentido, las investigaciones se han enfocado en comparar la huella de carbono producida por los nutrientes de las microalgas y los del pescado. También analizan en qué medida estas dos fuentes de alimentos incrementaron la acidificación y la eutrofización de los medios marinos.
Si estas algas pudieran introducirse como parte habitual de la alimentación, serían una excelente fuente alternativa de ácidos alimentarios de cadena larga. Actualmente, varios tipos de algas se usan como complemento alimentario en forma de polvo o tabletas, y como aderezo para la pasta o los cereales.
Todo esto contribuiría a recudir las carencias de omega-3 en la dieta occidental, deteniendo la sobreexplotación de los mares y océanos, y dejando a un lado a los peces y especies marinas.
Consumo de ácidos grasos de Omega-3
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), las necesidades medias o CDR de ácidos omega-3 son de 250 miligramos al día.
De acuerdo con la especialista, los niveles de consumo de omega-3 tan solo en Chile está en un déficit porque los peces han bajado su contenido de omega-3.
“Entonces, a pesar de que consumamos la misma cantidad, estamos consumiendo menos. En el caso del omega-3 de plantas, la situación es un poco mejor”, comenta.
Las microalgas son fuentes renovables de producción de ácidos grasos polinsaturados del tipo omega3, en especial EPA,que naturalmente además contienen pigmentos antioxidantes que son libres de contaminantes, y cuando se quiere consumir omega-3 directamente de microalgas no tienen mal olor, tienen buen sabor.
Además, las microalgas tienen un efecto importante porque capturan CO2 y producen oxígeno. Lo cual las hace candidatos muy interesantes para directamente extraer estos ácidos grasos de cadena larga con una reducción de costo, reducción en los tiempos de producción con una producción con constante y en un recurso renovable, concluye Mónica Vázquez.