Debido a su alta naturaleza nutritiva y proceso de producción con facilidad de los recursos del planeta, los actores de la industria alimentaria destacaron a las microalgas por sus beneficios potenciales para las personas y el planeta. Esto podría ser una alternativa para aminorar los efectos de las deficiencias mundiales de micronutrientes y el cambio climático.
Las microalgas son probablemente el cultivo más sostenible actualmente ya que consumen casi 2 kg de dióxido de carbono (CO2) por cada kg de biomasa producida. En su proceso de producción apenas se crean residuos o contaminación, aprovechando uno de los principios más importantes de una economía circular”, comentó David Erlandsson, cofundador de Aliga Microalga.
Las microalgas son ricas en vitaminas, minerales, fibras, ácidos grasos y proteínas completas; además, son un complemento sostenible ideal para los cultivos establecidos como la soya, el chícharo, los frijoles y el trigo.
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El papel de las microalgas
Un estudio reciente reveló que el hambre global oculta, término que se refiere a la deficiencias de nutrientes y minerales de hierro, zinc, ácido fólico o vitamina A, está afectando actualmente a la mitad de los niños en edad preescolar y a dos de cada tres mujeres en edad reproductiva.
También se comprobó que las microalgas tienen distintos beneficios para la acuicultura, dado que su cultivo puede producir alimentos nutritivos, al tiempo que reduce la huella ecológica del sistema alimentario actual, como la sobre pesca, que afecta negativamente al clima.
A principios de 2023, un estudio argumentó que los nutrientes en los flujos de desechos podrían recuperarse y reciclarse en una economía circular a partir de la producción de algas. También señaló que el proceso posterior para la recolección y el refinamiento de algas es casi 100% eficiente en masa.
Su aportación a la circularidad
Las microalgas son utilizadas de distintas maneras, por lo que son fundamentales en proyectos de circularidad. Por ejemplo, para producir biocombustibles, alimentos, productos farmacéuticos y cosméticos, así como para tratar aguas residuales y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Además, son capaces de crecer en ambientes extremos y con poco espacio, lo que las convierte en una opción atractiva para la producción en masa. Aunque aún se está investigando sobre su potencial, su uso en la economía circular puede ser una herramienta importante para abordar los desafíos ambientales y energéticos a los que nos enfrentamos.
El uso de las microalgas ayudaría a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y los productos químicos de origen petroquímico, mejorando la sostenibilidad ambiental y económica.
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