Desde el 2004 se celebra el Día Mundial de la Salud Digestiva el 29 de mayo de cada año; esta fecha conmemora la creación de la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO, por sus siglas en inglés) con el objetivo de aumentar la conciencia sobre la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades digestivas en todo el mundo.
El lema para 2024 es “Salud digestiva: conviértela en una prioridad”, el cual refleja la importancia de cuidar nuestro sistema digestivo como un componente esencial de la salud general y el bienestar.
Algunas de las causas del incremento de enfermedades digestivas podrían ser:
- alimentación inadecuada por el incremento de alimentos procesados
- sedentarismo
- desequilibrio del microbioma intestinal
- altos niveles de estrés
Existe un amplio abanico de trastornos digestivos, la mayoría de los cuales pueden ser diagnosticados mediante pruebas validadas clínicamente.
Sin embargo, cabe tener en cuenta que ciertas condiciones gastrointestinales, como el sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO), son de difícil diagnóstico dado que cursan con síntomas que pueden estar relacionados con otros trastornos o enfermedades.
Cepas de probiótico más relevantes y sus funciones
De acuerdo con WGO, una cepa probiótica se identifica por el género, la especie, la subespecie (en caso de que proceda) y una designación alfanumérica que identifica una cepa específica.
Las cepas de probióticos se identifican según su género, especie, subespecie (si corresponde) y una designación alfanumérica que identifique una determinada cepa. En la comunidad científica, hay un acuerdo en cuanto a la nomenclatura aplicable a los microorganismos, por ejemplo, Lactobacillus casei DN-114 001 o Lactobacillus rhamnosus GG.
Según las pautas de la Organización Mundial de la Salud, los fabricantes de probióticos deben registrar sus cepas con un depositario internacional, quien le otorga una designación adicional a las cepas.
En el caso de los probióticos es importante usar las designaciones de las cepas, ya que el enfoque más robusto sobre la evidencia de los probióticos es poder atribuirle beneficios a determinadas cepas o combinaciones de cepas de probióticos a una dosis eficaz.
Algunas cepas tienen propiedades singulares que pueden explicar ciertas actividades neurológicas, inmunológicas y antimicrobianas. Sin embargo, un concepto que surge del campo de los probióticos es reconocer la probabilidad de que algunos mecanismos de la actividad probiótica se compartan entre las diferentes cepas, especies, o incluso géneros.
Mecanismos de acción de los probióticos y los prebióticos
Los prebióticos alteran las bacterias intestinales y aumentan las actividades de las bacterias beneficiosas. El resultado es la disminución de la población de microorganismos potencialmente patógenos.
Las cepas probióticas pueden tener efectos sobre la salud a través de uno o varios de los mecanismos identificados.
Los probióticos pueden afectar al ecosistema intestinal e influir en los mecanismos inmunitarios de la mucosa, interactuando con microbios potencialmente patógenos. De tal forma que genera productos finales metabólicos como ácidos grasos de cadena.
Estos mecanismos pueden conducir al antagonismo de patógenos potenciales, la mejora del entorno intestinal, el refuerzo de la barrera intestinal, la regulación a la baja de la inflamación y la regulación al alza de la respuesta inmunitaria a los desafíos antigénicos.
Se considera que estos fenómenos intervienen la mayoría de los efectos beneficiosos, como la reducción de la incidencia y gravedad de las diarreas, que constituye uno de los usos más reconocidos de los probióticos.
Finalmente, tras la revisión de cientos de artículos médicos y sus resultados se publicó la lista de cepas cuyos valores son organizados para ser comprendidos de forma fácil, con propósito divulgativo y no científico, abierta a cambios y correcciones.
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