Los probióticos son microorganismos vivos (como bacterias y levaduras) que al consumirlos proporcionan beneficios para la salud. Se encuentran presentes de forma natural en algunos alimentos fermentados, agregados a algunos productos alimenticios y disponibles como suplementos.
Son diferentes a los prebióticos, porque estos últimos no son microorganismos, sino sustancias que pueden ser utilizadas por los probióticos para estimular su desarrollo dentro del huésped.
En el Webinar Probióticos y salud: mitos y realidades, organizado por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), Adrián Hernández, Investigador del CIAD, señala el término probiótico se utilizó por primera vez para referirse a sustancias activas esenciales para el desarrollo sano de la vida a partir de ese momento hubo un cambio importante.
El especialista señala que el concepto se utilizó de diferentes formas y se llegó un consenso en el 2001 para establecer una definición de probióticos, que es la que más se utiliza a nivel internacional.
“Son microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas ofrecen beneficios para la salud del hospedero”. Hernández señala que, si bien es una definición simple, al desglosarla se pueden percibir aspectos muy interesantes.
¿Qué se debe tomar en cuenta al comprar un producto probiótico?
De acuerdo con Adrián Hernández, los procesos tecnológicos a los cuales se somete el producto pueden afectar la viabilidad de las bacterias. Y no solamente eso, sino también las condiciones en las que se maneja y se transporta el alimento e inclusive la forma en la que lo almacenan quienes lo consumen.
“Es importante que cuando compramos un producto probiótico revisemos la fecha de caducidad, porque es la fecha en la que el productor garantiza que el consumidor encontrará la cantidad de bacterias viables. La cuales pasarán por el sistema digestivo y llegar hasta este punto donde ejercerán los efectos benéficos”, explica.
Además, el especialista recomienda elegir bien el formato del alimento con probióticos, porque hay evidencia de que, por ejemplo, los productos en polvo productos liofilizados requieren una mayor cantidad de bacterias para garantizar que estas van a llegar vivas al sistema digestivo.
Hernández indica que cuando se protegen estas bacterias utilizando algún recubrimiento o incluyéndolas en algún alimento, se mantienen más viables. Y se protegen por la capacidad bufferizar de los alimentos o porque contienen nutrientes que pueden ayudar a que la bacteria permanezca viable.
“Cuando hablamos de microorganismos vivos se refiere a que las bacterias tienen que llegar vivas al lugar donde van a llevar a cabo el efecto benéfico. Entonces cuando nosotros compramos un producto tenemos que considerar que esas bacterias en el producto están vivas, pero también vamos a tener bacterias muertas”, señala.
Los probióticos mantienen el equilibrio intestinal
“El consumo de productos probióticos nunca debe entenderse como el reemplazo de una dieta sana y equilibrada, tampoco debe pensarse que es un tratamiento farmacológico. Simplemente es una forma en la que podemos coadyuvar en mantener un equilibrio a nivel gastrointestinal y esto nos puede ayudar a tener beneficios en nuestra salud”, aclara.
El especialista destaca que para que el consumo de estos productos tenga éxito se debe tener claro qué se espera del producto. Y así poder seleccionar de forma adecuada la bacteria que se necesita para obtener el beneficio requerido por parte de quien los consume.
Además, señala que la importancia de las dosis porque el consumo debe ser regular y consistente para poder realmente tener el efecto esperado de las bacterias.
Hernández también destaca que se debe poner atención a la lectura de la etiqueta para tener una decisión bien informada para comprar un producto con probióticos.
“Es importante aclarar que el consumo de este tipo de productos podría tener efectos negativos, esos efectos secundarios la mayoría de las veces son transitorios. Mientras las bacterias se van adaptando al sistema digestivo y puede haber efectos graves. Pero estos son extremadamente raros y se limitan particularmente en personas con condiciones de alto riesgo”, puntualiza.
La evidencia científica avala los beneficios
El experto del CIAD destaca que la evidencia científica debe respaldar el efecto benéfico del consumo de probióticos. Por esa razón es importante que consumir la dosis adecuada del producto y se pueda llevar a cabo el efecto benéfico que se espera.
La fecha de consumo y los datos del fabricante son datos muy importantes, porque si se llegara a consumir un producto que pudiera generar algún efecto negativo, es importante que el proveedor indique qué tipo de alternativas se pueden utilizar para poder reducir el efecto negativo que esa bacteria pudiera estar generando.
“Es importante disipar el mito de que todos los productos con probióticos son iguales. Pues con base científica podemos decir que no es así. Porque las bacterias diferentes que se están utilizando, pueden tener diferentes características que les otorgan propiedades funcionales y por lo tanto diferentes efectos benéficos. Lo
importante es que estos efectos benéficos estén demostrados científicamente y que sean seguros a la hora de consumirlo”, concluye.
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