El etiquetado frontal no es más que visibilizar en el frente de los envases de los alimentos información nutricional clave. La cual le permita al consumidor de manera rápida, ágil y simple conocer los aspectos fundamentales a cerca de los alimentos.
En el webinar: Etiquetado de alimentos y nuestra conducta, convocado por Federico Fros Campelo, Ingeniero industrial y especialista en Ciencias del comportamento, Sergio Britos, Director de la Carrera de Nutrición en la Universidad Nacional de Tres Ríos, dijo que el etiquetado de alimentos es una herramienta de las políticas públicas para mejorar el entorno alimentario que define la situación nutricional de la población.
El especialista señaló que hay varios modelos de etiquetado en el mundo, y en Argentina el más conocido es el de los octágonos negros. Pero en definitiva todos los sistemas de etiquetado tienen la finalidad de comunicarle al consumidor cuándo un alimento es más o menos conveniente en cuestión de nutrientes críticos y esenciales.
La alimentación es un fenómeno más completo que simplemente una señal de advertencia. “No olvidemos que la mitad de la población en Argentina está por debajo de la línea de pobreza. Además, tenemos una inflación que incide directamente en el precio de los alimentos”, expresó Britos.
Continuó, “por ello, cuando el consumidor toma decisiones alimentarias, probablemente la condición nutricional de los alimentos sea el factor 19 que se toma en cuenta al momento de decidir por un alimento.”
El consumidor y sus estímulos al elegir alimentos
Para Federico Fros Campelo, cuando pensamos en cómo el consumidor toma decisiones se debe tener en cuenta que hay dos tipos de estímulos: estímulo eficaz y estímulo ineficaz. Es decir, cuando el consumidor va a la góndola a comprar un alimento el estímulo ineficaz puede generar una pequeña respuesta, si es que la hay. Pero el comportamiento del consumidor sigue en su dirección habitual.
Mientras que un estímulo eficaz sería aquel que varía de una manera sustentable un comportamiento del consumidor. “Las marcas piensan en generar un cambio de comportamiento y hábitos para que al consumidor le active algo en la mente, y ese algo tiene que ver con la interpretación”, subraya.
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El etiquetado debe impulsar una política pública
El etiquetado frontal es la llave para que las empresas alimentarias modifiquen, reformulen sus alimentos con la finalidad de exponerse a menor cantidad de sellos u octágonos negros. En la medida que se estimule el proceso de reformulación, ésta ocurrirá y se tendrán mejores alimentos.
En ese sentido, “las políticas públicas deben considerar el impacto de la reformulación de alimentos en los precios. Y a la vez esos proceso de reformulación deberían estar estimulados por los sistemas de etiquetados”, enfatiza el académico.
La ley que está en discusión está adoptando un sistema que dificulta en grado extremo la posibilidad de reformulación de alimentos. Es decir, les queda muy poco margen para reformular un alimento hacia la baja. Por lo tanto si no hay estímulos, la reformulación no va a existir.
La reacción del consumidor ante el etiquetado de alimentos
Ambos especialistas coincidieron en que hay diversos estudios que han analizado en qué medida diferentes formatos de etiquetados generan en la población más reacciones medibles en cuanto a cambios en las decisiones alimentarias en la compra de alimentos. Señalan que en Argentina solo hay un estudio acotado solo a dos modelos de etiquetado frontal: el modelo de octágonos y un modelo alternativo.
“Argentina está adoptando un modelo de etiquetado frontal sin haber recorrido un largo espinel de estudios de validación acerca de cuál es el modelo de representación gráfica que causaría más impacto en la población. Y cómo reaccionaría en el tiempo la población en el corto y mediano plazo”, expresa Sergio Britos.
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