De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las guías alimentarias basadas en alimentos, denominadas sencillamente guías alimentarias, tienen como objetivo servir de base para la formulación de políticas nacionales en materia de alimentación y nutrición, salud y agricultura.
En ellas se ofrecen al público en general recomendaciones sobre alimentos, grupos de alimentos y modelos alimentarios que proporcionan los nutrientes fundamentales con el propósito de fomentar la salud en general y prevenir las enfermedades crónicas.
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Guías alimentarias en México
Las guías alimentarias para la población mexicana representan un cambio significativo en la forma de entender la alimentación. Se basan en un enfoque integral que busca promover una dieta saludable y sostenible, al mismo tiempo que rescata la comida tradicional del país.
Especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señalan que la población mexicana debe moverse hacia modelos de alimentación saludables y sostenibles, es decir, patrones dietéticos que promueven la salud y el bienestar de las personas.
Los patrones dietéticos saludables inician con lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad y una dieta basada en alimentos de origen vegetal durante toda la vida.
Por su parte, la especialista en nutrición, Ana Larrañaga, estas guías cuentan con 10 recomendaciones que comienzan con la importancia de la lactancia en la primera etapa de la vida. Y mencionan sobre lo ya respaldado sobre consumo de frutas y verduras en general, o los beneficios del consumo de agua simple.
10 recomendaciones para la población mexicana
En 2023, México trabajó en la actualización de las guías alimentarias, en la que se presentaron las siguientes recomendaciones:
- Durante los primeros seis meses de vida, los bebés necesitan solo leche materna y después junto con otros alimentos nutritivos y variados hasta por lo menos los dos años.
- Más verduras y frutas frescas en todas las comidas. Los de temporada son más económicos y, cuando sea posible, consume los de producción local.
- Consumir diariamente frijoles, lentejas o habas preparados como guisados, sopas o con verduras. Tienen proteínas y fibra, son prácticos y económicos.
- Elegir cereales integrales o de granos enteros como tortillas de maíz, avena, arroz; o tubérculos como la papa. Tienen vitaminas y fibra y dan energía.
- Comer menos carne de res y carnes procesadas. En su lugar, consumamos más frijoles, lentejas, huevo, pollo y pescado. Por nuestra salud y la del planeta, elijamos más alimentos de origen vegetal.
- Evitar los alimentos ultra procesados como embutidos, papitas, galletas, pan dulce, cereales de caja, ya que tienen mucha grasa, sal y/o azúcar. Elijamos alimentos sin sellos.
- Tomar agua natural a lo largo del día y con todas nuestras comidas, en lugar de bebidas azucaradas como refrescos, jugos, aguas preparadas con sobres en polvo y bebidas deportivas que pueden dañar nuestra salud.
- Evitar el consumo de alcohol. Por el bienestar de nuestra salud física y mental y de nuestras familias.
- Hacer más actividad física como caminar, correr o bailar, en lugar de pasar tiempo sentados o frente a la pantalla (celulares, televisión, videojuegos y otros).
- Disfrutar de los alimentos en familia o con amigos cuando sea posible. Participar todos en la planeación y preparación de las comidas, sin desperdiciar alimento.
¿Por qué son necesarias las guías basadas en alimentos?
Según la FAO, el 88% de los países enfrenta una grave carga de dos o tres formas de malnutrición: desnutrición aguda y / o crónica, deficiencias de micronutrientes, obesidad y enfermedades relacionadas con la alimentación.
Las causas de la malnutrición son complejas y de múltiples niveles, aunque la alimentación es uno de los contribuyentes más importantes. La cual, a su vez, está influenciada por muchos factores, desde las preferencias personales hasta la amplia disponibilidad nacional de alimentos.
Las guías alimentarias basadas en alimentos (GABAs) pueden servir para guiar una amplia gama de políticas y programas de educación alimentaria y nutricional, salud, agricultura y nutrición. Por lo tanto, representan una oportunidad única para impactar favorablemente el sistema alimentario, desde la producción hasta el consumo.