La etiqueta limpia o “clean label” es una iniciativa que responde a la demanda de información clara y fiable por parte de los consumidores respecto de la composición de los alimentos que consumen.
La clave de la etiqueta limpia es educar al consumidor para que sea consciente de lo que compra y consume, alejándole de falsas presunciones y mensajes ambiguos. Los consumidores eligen con mayor frecuencia productos de empresas que consideran que están concienciadas con el medio ambiente y la sostenibilidad y “clean label” es una muestra de ello.
Para el consumidor lo más sencillo es una etiqueta que no necesite traducción, la etiqueta debe recuperar su origen, debe ser un elemento de comunicación entre el productor y el consumidor, que especifique la lista de ingredientes y los procesos a los que se han sometido.
En la era del consumidor, la industria tiene una enorme oportunidad de anticiparse y ponerse de manera real del lado de las personas, para promover un etiquetado más limpio y más transparente.
4 principios básicos del movimiento 'clean label'
- Lista corta de ingredientes: Cuanto más natural es un producto, menos ingredientes añadidos tiene. Eliminar componentes artificiales puede acortar la vida del producto, pero hace que el consumidor entienda de manera más fácil la etiqueta. Un producto elaborado estará compuesto de varios elementos, pero probablemente todos sean nombres conocidos para el comprador.
- Procesos del producto: Los patrones clean label ayudan a especificar a qué procesos de producción se sometieron los ingredientes y la cadena de suministro por la que pasan. El objetivo es que el consumidor conozca todos los aspectos relacionados con los alimentos que compra. Se trata de promover valores de sencillez y claridad, así que la información debe ser fácilmente legible, detallada y exacta.
- Aplicación de alternativas naturales: Edulcorantes y aditivos se reemplazan por otras opciones que no resulten artificiales. Por ejemplo, el ácido cítrico E330 se puede sustituir por concentrado de jugo de limón. La diferencia que hay entre ambos es que el primero es de rápida acción y neutro en sabor, mientras que el segundo requiere analizar con mucho más detalle cuándo puede incorporarse, porque sí aporta sabor.
- El envase y el etiquetado: Por último, un asunto que hoy en día está presente, se debe tener en cuenta que la etiqueta forma parte del envasado y que ambos deben estar exentos de componentes que se consideran nocivos para la salud, como el BPA o bisfenol-A.
Fuente: Interempresas