“Cada sorbo es una promesa de bienestar y un compromiso con un futuro más sostenible. Queremos que al momento que elijas Casa Santo, te sientas parte de un movimiento hacia un mundo más saludable y verde, donde cada elección cuenta para un mejor mañana”.
Es así como Myrna Díaz, ingeniera en Alimentos y egresada de la Especialidad en Diseño e Innovación para Alimentos de la Universidad CENTRO, describe el proyecto que desarrolló para crear una bebida saludable, denominada Casa Santo, elaborada con probióticos y prebióticos.
La especialista explicó que los probióticos son bacterias beneficiosas que mejoran la digestión y cuidan la flora intestinal.
Sin embargo, para que los probióticos aporten sus beneficios necesitan alimentarse de prebióticos. Estos últimos son fibras que se encuentran en diversos alimentos, tales como frutas y verduras.
Al no utilizar aditivos artificiales ni bases lácteas, el producto mantiene un perfil más natural y accesible para personas con intolerancia a la lactosa o que prefieren evitar bebidas procesadas.
No es ni kombucha ni kéfir
“Es importante tener muy claro que nuestro producto no es una kombucha, nuestro producto no es un kéfir, nuestro producto está hecho a base de jugo 100% natural de frutas cultivadas en la región de Montemorelos, Nuevo León. No tenemos colorantes ni saborizantes. Es más bien una alternativa a una bebida carbonatada”, comentó Myrna Díaz.
Explicó que este proyecto es una prueba piloto con la que participó en un concurso organizado por la Universidad CENTRO y la Embajada de los Reinos de los Países Bajos, obteniendo el segundo reconocimiento.
Myrna Díaz detalló que la idea surgió en febrero de este año y para materializarla contactó a una cervecería en Monterrey, Nuevo León. Ahí realizó las primeras pruebas piloto. Inicialmente, utilizaron fresa y manzana de la región, pero la fermentación provocaba que los sabores fueran “demasiado ácidos”.
Dado que el objetivo es aprovechar la estacionalidad de los ingredientes, también hicieron pruebas con mango para conocer otros perfiles de sabor y lo combinaron con jengibre.
“Ahora, estamos enfocados en experimentar con frutas de temporada invernal, como la naranja, aunque tenemos que ajustar los sabores para lograr un buen balance y evitar que la bebida se vuelva demasiado ácida”, dijo Myrna Díaz.
Proceso de producción
El proceso para producir la bebida prebiótica y probiótica inicia con la recolección de la fruta en Montemorelos, donde han establecido contacto con varios productores locales.
Ellos nos suministran la fruta, que luego se procesa para obtener el jugo y, además, se elimina cualquier bacteria que pueda interferir con la fermentación.
Posteriormente, trasladan el jugo a su fábrica, donde comienza la etapa de fermentación. Esta parte del proceso requirió varios ensayos para determinar el tiempo exacto para que el jugo se fermente correctamente.
En la fábrica, agregaron los probióticos, en este caso Lactobacillus, y dejaron fermentar la mezcla aproximadamente por cinco días.
Una vez que la fermentación finalizó, llevó a cabo las pruebas sensoriales para evaluar el sabor y la calidad del producto. Después, la bebida pasó por un proceso de carbonatación para darle la textura adecuada. Finalmente, se clasificó y se envasó.
Escalar el volumen, el objetivo
Myrna Díaz dijo que han realizado pruebas de estabilidad del producto y evaluado su vida útil en anaquel para poder escalar este proyecto y colocarlo en el mercado.
Sin embargo, uno de los mayores desafíos es contar con los recursos financieros necesarios para aumentar la producción y mantener la cadena de frío.
Para garantizar la calidad del producto, es esencial mantenerlo refrigerado en todo momento, pero la logística de la cadena de frío es compleja y requiere un control constante.
El mercado al que están dirigidos está compuesto principalmente por personas que buscan consumir productos saludables y que además están preocupadas por el impacto ambiental de sus elecciones alimentaria.
"Los prebióticos y probióticos en nuestra bebida ofrecen beneficios para la salud intestinal y la digestión, pero también nos enfocamos en aquellos consumidores que se preocupan por la huella de los productos que eligen", afirmó.
Al aprovechar los productos locales y estacionales, pueden ofrecer una mayor variedad de alimentos, pero además están creando un productos más sostenibles. Con ello, evitan prácticas agrícolas insostenibles.
Mientras que al depender de insumos locales también están reduciendo la huella de carbono de la bebida porque minimizan las cadenas de suministro.
“Nos hemos dado cuenta de la importancia de apoyar la economía local al consumir frutas de temporada locales y, al mismo tiempo, de considerar el impacto ambiental de lo que consumimos. Al aprovechar los productos locales y estacionales creamos productos sostenibles”, finalizó.
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