Conocer el concepto de balance energético y aplicarlo a nuestras vidas es quizá el factor más importante para mantener una buena salud y una buena figura, sobre todo en estos tiempos. Nos despertamos, nos bañamos, desayunamos (si nos da tiempo), vamos al trabajo. Una dona o algo así para acompañar el café. Con algo de suerte, haremos algo de ejercicio al final del día, aunque no todos los días de la semana.
Con el tráfico y el cansancio después de un complicado día en la oficina, lo que menos se quiere hacer al llegar a casa es hacer ejercicio. Así suelen ser las jornadas de muchos en estos tiempos acelerados, más aún en las grandes urbes. Nuestros hábitos alimenticios y de actividad física han inclinado nuestro balance energético hacia el lado más desfavorable.
¿Pero qué es el balance energético? En palabras de la Jefa del Departamento de Nutriología del Deporte en la Dirección de Medicina del Deporte de la Universidad Nacional Autónoma de México , Rebeca Camacho Trujillo: “El balance energético o equilibrio energético se refiere simplemente a que debemos comer la misma cantidad de energía que gastamos. Energía ingerida en la dieta = energía gastada en funciones vitales y en actividades”.
De acuerdo con investigaciones realizadas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), “el sobrepeso y la obesidad resultan de un desequilibrio energético. Esto implica ingerir demasiadas calorías y no hacer suficiente ejercicio. Cuando se trata de mantener un peso adecuado durante toda una vida, es fundamental saber que todas las calorías cuentan”.
Calorías y energía
Si tomamos en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló en 2011 que “la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas” nos podemos dar cuenta de dos cosas: la obesidad apunta a un problema de salud pública y algo está pasando con el balance energético.
Podemos ver que un concepto que se repite en todos estos estudios es el de “calorías”, palabra que pocos entienden de manera cabal. Nos explicamos: una caloría es una medida de cantidad de energía, que define eso, cantidad, mas no a un tipo de energía.
Señala la nutrióloga Rebeca Camacho: “Por ejemplo: los litros son una medida de volumen. Si yo te digo ¿cuál es la función de los litros en un coche? Me preguntarás ¿litros de qué? ¿Litros de gasolina, de aceite, de agua, de anticongelante?”.
Vamos a la definición: caloría es la cantidad de energía calorífica necesaria para elevar un grado celsius la temperatura de un gramo de agua pura, desde 14.5°C a 15.5°C, a una presión normal de una atmósfera. Ahora bien, una caloría (cal) equivale exactamente a 4.1868 julios (J).
Cuando hablamos de la energía gastada por los seres humanos y la energía que hay en los alimentos, siempre estamos hablando de kilocalorías (kcal) o kilojulios, pero por comodidad o por flojera, las personas sólo dicen calorías cuando lo correcto es kilocalorías”, explica Camacho Trujillo. Así que mantener el balance energético comienza sabiendo que uno debe fijarse en la cantidad de kilocalorías.
Energía y equilibrio
Sin embargo, como su nombre lo indica, el balance energético no se trata sólo de ingesta calórica, sino de gasto calórico. Ahí es donde entra el ejercicio, una práctica que en las ciudades actuales hemos descuidado. Para tener un buen balance energético hay que gastar las calorías, pero cuidado: no se trata de gastar más kilocalorías, sino de gastarlas mejor.
Por ejemplo: si caminas una hora, puedes quemar 400 kilocalorías; si corres una hora quemas el doble. Pero, aunque es cierto que quemas más kilocalorías, la fuente de energía que utiliza el metabolismo no es la misma cuando se camina (ejemplo de un ejercicio cardiovascular con una frecuencia cardiaca baja), donde la fuente de energía es grasa, que cuando la frecuencia cardiaca aumenta: en este caso, la fuente de energía vendrá de los hidratos de carbono, es decir, el ejercicio que quema grasa es uno que tenga intensidad de moderada a baja, que te agita, te acelera el corazón, pero no sofoca.
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El equilibrio energético es, como su nombre lo indica, una balanza, y como balanza se inclina: hay un balance neutro, positivo y negativo. Lo más importante: los extremos siempre son malos.
De acuerdo con el nutriólogo del Centro de Nutrición, Obesidad y Alteraciones Metabólicas del Hospital ABC en la Ciudad de México, Nicolás Mier y Terán, el balance neutro es el que gasta las mismas kilocalorías que se consumen; balance energético positivo es cuando se come más de lo que se gasta.
El balance energético negativo es cuando gastas más energía de lo que comes: adelgazas, pero también se corre cierto riesgo de desnutrición. Saber esto y entender cómo funcionan las kilocalorías es fundamental para mantener una buena salud.
No sólo se trata de “quemar calorías con ejercicio”, sino de saber cuáles son las que hay que quemar, pues algo que muchas personas desconocen, es que no todo el ejercicio quema la misma energía (kilocalorías), es decir, los ejercicios que implican una frecuencia cardiaca alta, obtendrán la energía de otras fuentes, no precisamente aquellas kilocalorías acumuladas en el tejido adiposo.
Fuentes:
1. Departamento de Nutriología del Deporte de la Dirección de Medicina del Deporte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
2. Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
3. Centro de Nutrición, Obesidad y Alteraciones Metabólicas del Hospital ABC en la Ciudad de México.