La anemia infantil puede responder a múltiples causas y una de ellas son los factores dietéticos. Está asociada a distintas condiciones como un bajo peso al nacer y desnutrición que pueden afectar el desarrollo de los niños.
Los recién nacidos, lactantes, preescolares y escolares con anemia pueden presentar desde palidez generalizada de piel y mucosas hasta retardo en el desarrollo, problemas en el aprendizaje, disminución de la actividad motora, de la interacción social y falta de concentración. Esto puede persistir durante toda la vida si la deficiencia no se revierte completamente.
La infancia es una época de crecimiento en donde la alimentación es clave para el desarrollo físico y psíquico de futuros adultos sanos. A los tres años, el niño ya ha alcanzado la madurez digestiva y metabólica, lo que le permite llevar una dieta equilibrada parecida a la de los adultos.
Las necesidades calóricas disminuyen pero los requerimientos de proteínas, vitaminas y minerales, sin embargo, aumentan como consecuencia del crecimiento de los músculos y otros tejidos.
El déficit de estos nutrientes en esta etapa genera pérdida de peso y, si se prolonga en el tiempo, también determinará una disminución en la talla. Los niños son frecuentemente un grupo de riesgo en el que se detectan deficiencias subclínicas en la ingesta de ciertas vitaminas y minerales, principalmente hierro, ácido fólico y vitamina B12, los cuales son indispensables en muchos procesos que tienen lugar en el organismo y la mayoría deben ser necesariamente aportados a través de la alimentación.
Situación actual de la anemia ferropénica
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS):
• La deficiencia de hierro constituye el problema nutricional más grave en el mundo, por cuanto afecta a más de dos mil millones de personas.
• La anemia está ubicada entre las diez principales causas de muerte y enfermedad.
• El 50% de las mujeres y niños en los países en desarrollo padecen anemia.
• Los estudios realizados determinan que en una población dada, por cada individuo anémico habrá al menos dos individuos más con deficiencia de hierro.
• La anemia ferropénica (por deficiencia de hierro) representa el 90% del total de anemias.
Asimismo, la OMS ha estimado que el 51% de los niños menores de cuatro años en países latinoamericanos sufren de anemia. Uno de los pocos estudios sobre prevalencia de anemia infantil realizado en nuestro país mostró que el 60% de los niños de 9 a 24 meses de edad del Gran Buenos Aires presentaba deficiencia de hierro y 49% estaban anémicos.
Las causas de estas deficiencias de hierro se deben principalmente a tres factores:
1. Una dieta que provee muy poco hierro.
2. Una pobre absorción de la mayor parte del hierro dietario.
3. La presencia de otros factores alimentarios que inhiben la absorción de hierro.
El principal factor causal de la deficiencia de hierro en los países en desarrollo no es la baja ingesta de este mineral, que con frecuencia es relativamente alta, sino más bien su baja absorción, ya que la mayor parte del hierro ingerido a través de los alimentos no es biodisponible, es decir, que no está presente en una forma aprovechable por el organismo.
Principales grupos de riesgo
Algo importante a destacar es que existen grupos de riesgo bien definidos para el desarrollo de anemia por deficiencia de hierro y en orden de importancia se encuentran los lactantes, preescolares, adolescentes y embarazadas.
Los recién nacidos prematuros con bajo peso al nacer presentan menores depósitos de hierro y ácido fólico y como consecuencia la anemia ferropénica puede desarrollarse a los tres meses de edad ya que sus reservas se agotan rápidamente, por esta razón requieren de un complemento de hierro durante los primeros meses de la lactancia.
Los menores de 5 años presentan con mayor frecuencia deficiencia de hierro producida por un limitado aporte de este nutriente en los alimentos. Durante esta etapa, el hierro total del organismo para satisfacer las demandas de crecimiento y aumento de la masa eritrocitaria, debe ser mayor del doble de su requerimiento habitual. La OMS recomienda la suplementación preventiva con hierro en todos los recién nacidos con bajo peso al nacer, y/o prematurez, en los niños con 6 a 23 meses de edad y también en los niños de 6 años de edad.
Importantes consecuencias de la deficiencia de hierro
El hierro es un nutriente de baja biodisponibilidad en la alimentación de los niños, ya que los alimentos que lo aportan como la carne roja no son muy populares entre ellos. Por eso es preciso encontrar otras alternativas para el aporte de este mineral, recordando que el consumo de alimentos ricos en vitamina C mejora su biodisponibilidad. La deficiencia de hierro es dos veces más frecuente que la deficiencia de ácido fólico y vitamina B12.
Hoy se sabe que la anemia por deficiencia de hierro es la enfermedad de mayor prevalencia en el mundo. Existen diferentes procesos que se ven afectados frente a la carencia de este mineral:
1. Desarrollo psicomotor: Los lactantes con anemia presentan consistentemente un patrón de retraso en el aprendizaje del lenguaje, la coordinación del balance corporal y las habilidades motoras, las cuales facilitan la percepción profunda y el cambio socioemocional que se ven afectados por eta deficiencia;
2. Comportamiento: Los lactantes y preescolares con deficiencia de hierro tienen baja reactividad a su entorno, son titubeantes, menos juguetones, poco atentos a las instrucciones y se cansan fácilmente.
3. Desempeño en el trabajo: En los lactantes y preescolares, la disminución de la “capacidad para el trabajo” se manifiesta como apatía, disminución en el tiempo empleado en el juego y pasan más tiempo sentados en silencio.
Alternativas ante la anemia infantil
Actualmente las posibilidades de prevenir la deficiencia de hierro son más optimistas, ya que el problema es más conocido y se están desarrollando estrategias para prevenirla, ya sea a través de la suplementación en grupos de riesgo, del mejoramiento de la alimentación o a través de la fortificación de distintos alimentos. Esta última es la forma más económica y sustentable de hacer intervención nutricional, obteniendo una buena tolerancia y una mejor respuesta fisiológica.
En el mercado se pueden encontrar distintas alternativas que posibilitan la fortificación con hierro, existe una solución portadora de hierro protegido de alta biodisponibilidad, que resulta de interés por vehiculizar hierro altamente biodisponible, y consecuentemente por su utilidad para fortificar leche y otras bebidas alimenticias, ya que presenta la ventaja de poder ser neutralizado en solución o llevado a un pH conveniente.
El complejo presenta muy buena estabilidad frente a los procesos de oxidación que afectan al hierro, lo que permite un almacenamiento prolongado y contribuye a su biodisponibilidad, lo cual lo hace excepcionalmente apto para el proceso nutricional.
Otros nutrientes deficitarios
También existen otros nutrientes que pueden causar anemia infantil, como puede ser el déficit de ácido fólico y vitamina B12. En este tipo de anemia se observa una disminución en la producción de glóbulos rojos, la cual se manifiesta con fatiga y agotamiento temprano frente a cualquier esfuerzo. También tiene repercusiones a nivel del sistema nervioso con confusión, pérdida de la memoria, alucinaciones y debilidad muscular, entre otras.
La deficiencia nutricional del ácido fólico también es muy frecuente y afecta en especial a embarazadas, prematuros, lactantes y ancianos. La necesidad de este mineral durante el embarazo y la lactancia no se puede satisfacer únicamente a través de la dieta, por lo que es necesaria la fortificación con ácido fólico, ya que puede ocurrir depleción del almacenamiento materno y en consecuencia anemia materna y efectos no deseables en el feto.
La función principal del ácido fólico se observa en la síntesis de ADN y ARN, y afecta de modo indirecto la síntesis de proteínas, por lo cual las manifestaciones del déficit de ácido fólico se detectan sobre todo en los tejidos de crecimiento rápido o aquellos con un acelerado recambio celular.
La vitamina B12 ayuda a mejorar las funciones del hierro en el organismo, a la utilización de la vitamina A en los tejidos del cuerpo a través de un aumento de la absorción de carotenos o la conversión de vitamina A en su forma activa.
Por otra parte, también colabora en la producción de ADN y ARN, los materiales genéticos del cuerpo. Participa en la maduración de los glóbulos rojos y luego, las proteínas, el hierro, la vitamina C y el ácido fólico ayudan a terminar el proceso de maduración de estas células. Ciertos estudios han confirmado que esta vitamina mejora el crecimiento de los niños y es importante para la reproducción y la lactancia.