Los productos fitosanitarios son imprescindibles para controlar las plagas en el sector agrícola. Si no existieran, muchos cultivos serían inviables e incluso no se podrían mantener las cosechas. Aunque estos productos pueden causar efectos adversos, resulta necesaria la regulación fitosanitaria para garantizar la seguridad alimentaria.
Los plaguicidas también se emplean para preservar la calidad de los alimentos (durante su almacenamiento) o para mantener determinadas zonas en las condiciones necesarias para su correcta utilización (por ejemplo, vías de ferrocarril). Éstos pueden ser tanto químicos como de otros tipos (por ejemplo, los microorganismos) y los residuos que dejan en los alimentos y piensos pueden ser perjudiciales para los consumidores.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señala que un registro de plaguicidas es el proceso por el que la autoridad nacional o regional responsable autoriza la venta y utilización de un plaguicida, previa evaluación integral de datos científicos que demuestren que el producto es efectivo para el fin a que se destina y no entraña un riesgo inaceptable para la salud humana, animal ni para el ambiente.
Es responsabilidad de las autoridades de cada país mantener un marco regulatorio y un proceso de evaluación adecuado que asegure la calidad y seguridad de los productos fitosanitarios que usan los agricultores.
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La responsabilidad de fabricantes, importadores, comercializadores es presentar a las autoridades los estudios o soportes científicos que respaldan la seguridad y eficacia del producto que pretenden comercializar.
La regulación en la Unión Europea
Recientemente se presentó el Informe de la Comisión del Parlamento Europeo y al Consejo de Evaluación del Reglamento relativo a la comercialización de productos fitosanitarios y del Reglamento (CE) 396/2005 sobre límites máximos de residuos de plaguicidas (LMRs), cuyo objetivo primordial es el de cuidar la salud humana y medioambiental.
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La legislación fitosanitaria reflexiona sobre algunas líneas para mejorar la regulación en el futuro:
- Considerar el denominado "efecto coctel" de los plaguicidas cuando se evalúan sus riesgos.
- Incrementar el grado de cumplimiento de la legislación sobre LMR’s.
- Mayor adaptación a la evolución científico-técnica y posibles riesgos emergentes
- Integración con la agenda verde de la Unión Europea.
La futura legislación, además de traer mejoras para el ecosistema y la biodiversidad, fomentará también el uso de plaguicidas de bajo riesgo y no químicos. Con este planteamiento destaca que la I+D+i Agroalimentaria tiene un amplio margen de desarrollo en la generación de fitosanitarios que se adapten a los nuevos planteamientos.