El Parlamento Europeo autorizó a la Directiva de Declaraciones Ecológicas prohibir el uso de declaraciones medioambientales engañosas en el etiquetado de alimentos vendidos en Europa.
Con la expectativa de que todas las declaraciones ecológicas en los productos pronto requieran el cumplimiento de los cálculos establecidos de la Huella Ambiental del Producto (PEF, por sus siglas en inglés); el sector orgánico argumenta que estas reglas representan solo un "componente menor" en una evaluación holística, y algunos advierten que solo impulsará la agricultura intensiva.
Con esta nueva directiva, los diputados europeos se están centrando en las etiquetas de sostenibilidad, lo que provoca "confusión por su proliferación". Así como por la "falta de uso de datos comparativos" por parte de las empresas en la comercialización de sus productos.
En el futuro, solo se permitirá en el mercado único etiquetado de sostenibilidad basado en sistemas de certificación oficiales sancionados por la UE o establecidas por las autoridades del sector público en virtud de estas nuevas normas.
Mayor claridad en las normas de etiquetado
La directiva prohibirá las afirmaciones de que un producto alimenticio tiene un impacto "neutro", "reducido" o "positivo" en el medio ambiente debido a los esquemas de compensación de emisiones, como la silvicultura, la gestión de residuos y el secuestro de carbono.
Las nuevas normas se establecieron para que el etiquetado de los productos sea "más claro y fiable", con la intención de evitar que las empresas utilicen afirmaciones medioambientales generales como:
- Respetuoso con el medio ambiente
- Natural
- Biodegradable
- Climáticamente neutro
- Ecológico sin pruebas válidas
Los representantes de los fabricantes de alimentos europeos expresaron su apoyo al desarrollo de un "marco armonizado de la UE". Que establece los requisitos mínimos para la divulgación voluntaria de información medioambiental.
Sin embargo, la coalición cree que la propuesta actual necesita un período de transición factible para que los comerciantes y procesadores ajusten las reclamaciones existentes a los nuevos requisitos. Se espera que entre en vigor en 2026.
Evitar la metodología equivocada
El año pasado, la Comisión Europea presentó por primera vez la Directiva de Declaraciones Ecológicas para controlar las declaraciones ambientales. Proponiendo que las declaraciones ecológicas realizadas en los productos deben seguir el método de cálculo de la HAP.
El PEF propuesto se basa en el método científico para medir la huella ambiental denominado Análisis del Ciclo de Vida.
Sin embargo, mientras las negociaciones de enmienda sobre la propuesta están en curso en el Parlamento Europeo, el movimiento de alimentos orgánicos advierte a los eurodiputados de consecuencias negativas para el sector agroalimentario si se elige la metodología incorrecta como base para evaluar las declaraciones ecológicas en los productos alimenticios.
En ese sentido, los especialistas señalan que los eurodiputados deberían evitar incluir como referencia para evaluar las declaraciones ecológicas un indicador como el PEF. Ya que apunta a la dirección equivocada y que es irrelevante para la agricultura.
Advierten sobre el método propuesto
De acuerdo con Sabine Bonnot, presidenta de la ampliamente utilizada Planet-score, el HAP es la herramienta reduccionista por excelencia: pensar principalmente en términos de eficiencia es adecuado para las fábricas de tuercas y tornillos, no para los sistemas agrícolas.
“A menos que realmente queramos creer que las gallinas enjauladas son el mejor sistema de producción de huevos, desde el punto de vista ecológico. Estas serían opciones de valor cuestionables", asevera.
Las opciones de valor detrás del FPE son erróneas para la agricultura, ya que según todos los informes mencionados promueven una mayor intensificación, más presión sobre las prácticas agrícolas, sobre la naturaleza, sobre los animales y los ingresos de los agricultores.
“Más de la misma historia que ha estado aplastando a los agricultores y empujándolos a acciones desesperadas", concluye Bonnot.