Algunos países de la Unión Europea (UE) adoptaron el sistema Nutriscore como una medida para ayudar a mejorar la alimentación de los consumidores proporcionando datos sobre los valores nutricionales de los distintos productos y su posible impacto en la dieta. España y Francia (lugar donde se creó Nutriscore) continúan con él, sin embargo, Italia desarrolló su propio sistema, Nutrinform.
El etiquetado Nutriscore es el nuevo modo de etiquetar los productos procesados que resulta mucho más claro e identificable, resolviendo las principales dudas de los consumidores. Se le conoce como el semáforo de los alimentos, porque etiqueta los alimentos con una serie de colores en función de lo saludables que sean.
De esta forma, el verde será el color para etiquetar los alimentos más saludables, mientras que el rojo se utilizará para identificar los alimentos menos saludables. Dentro de este semáforo existen cinco categorías con un color diferente cada una, que van de la A hasta la E, las cuales van progresivamente desde el color verde hasta el rojo.
Nutrinform, el algoritmo para comer sano
El algoritmo en que se basa el NutriScore pretende clasificar cada alimento como saludable o no saludable, en cinco niveles diferentes, con rangos decididos arbitrariamente y descuidando muchos nutrientes esenciales para un correcto estado de salud (antioxidantes, vitaminas, etc.) Por otro lado, Nutrinform no se basa en ningún algoritmo, sino en las ingestas de referencia europeas estudiadas por los científicos en nutrición para seguir una dieta saludable todos los días.
En lugar de semáforos y colores, se representan datos porcentuales a través de la mayor o menor “carga” de unos grafismos en forma de “pilas” o “baterías” que muestran el nivel de aporte de calorías y nutrientes en comparación con el máximo recomendado. No deja de tener razón si se observa el caso del aceite de oliva virgen o el jamón ibérico, que han obtenido “mala nota” según NutriScore y resultan menos saludables que un refresco de cola sin azúcar.
Mientras este obtiene un verde claro y la letra B (la segunda opción más sana), al aceite lo califica con un semáforo amarillo, que lleva la letra C, justo en el centro de la tabla, es decir, no demasiado recomendable (y eso después de una revisión, porque en primera instancia obtenía el rojo y la E). Ese color y letra son los mismos que se otorgan a aceites como el de colza o de nuez.
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