Los esquemas voluntarios en el etiquetado de los alimentos son una constante que está presente desde hace mucho tiempo. El límite a las incorporaciones de información no obligatoria se encuentra en la legislación alimentaria. Tal y como lo indica el artículo 36 del Reglamento 1169/2011, el cual establece que toda la información voluntaria que se incorpore ha de respetar tres premisas:
- No inducirá a error al consumidor
- La información no será ambigua ni confusa para los consumidores
- Se basará, según proceda, en los datos científicos pertinentes
Además, se debe considerar que existen otros límites: físicos en cuanto a que los espacios para el etiquetado son finitos. Y límites mentales, ya que la capacidad del consumidor para asumir la información que se le transmite también tiene un límite.
Se debe tener presente que el consumidor se centra en la información relativa a la fecha de caducidad o consumo preferente, la lista de ingredientes, así como las condiciones de conservación y utilización del producto.
Aportaciones recientes al etiquetado voluntario
Las novedades más recientes las vemos en casos como el del esquema Eco-score, que es un sistema que puede informar al consumidor en cuanto a la sostenibilidad del producto alimenticio. Considerando el sistema de producción y logística que ha seguido hasta llegar al lineal de la tienda.
Es un sistema voluntario que puede incorporarse en el etiquetado de los alimentos. Esa es la realidad en 2021, aunque se debe tener en cuenta que la “Estrategia de la granja a la mesa” ha previsto legislar en esta dirección. Ya que plantea una propuesta para un marco de etiquetado de alimentos sostenibles que permita a los consumidores optar por alimentos sostenibles para 2024.
Otra novedad es la indicación del origen de la leche procedente de macrogranjas, se trata de una pregunta en el Parlamento Europeo.
En la que se propone establecer un etiquetado obligatorio para la comercialización de la leche que ofrezca al consumidor información sobre el modelo de producción, y, concretamente, si es producido en macrogranjas.
En este caso también puede existir una conexión con la futura regulación sobre alimentos sostenibles que planteará la Comisión Europea.
Ambos son ejemplos de elementos que en su caso pasaría a engrosar la lista de logotipos o esquemas que de forma voluntaria aportan más información al consumidor.
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Entender información voluntaria y obligatoria del etiquetado de alimentos
La regulación aplicable en materia de información al consumidor delimita los aspectos obligatorios y voluntarios que deben estar presentes. Aunque viendo la proliferación de elementos que quieren incorporarse al etiquetado, se debe valorar un uso más racional del espacio a la hora de trasladar la información al consumidor.
Es fundamental que los consumidores perciban la diferenciación entre los aspectos obligatorios y los voluntarios. Por ello, una adecuada delimitación de esos elementos contribuirá a que los mensajes recibidos por el consumidor sean mejor comprendidos . De tal forma que se pueda construir un sistema que ofrezca información clara y comprensible para el consumidor.
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