El fraude alimentario es un importante problema aún sin resolver.
Así lo demuestran datos del Food Fraud Report de la Unión Europea, organismo que reportó que en 2017 se produjeron 597 casos de fraude, entre ellos el incumplimiento a clasificados como actividades fraudulentas a lo largo de la cadena agroalimentaria y otras relacionadas con cualquier otro incumplimiento.
Por ejemplo, importaciones ilegales la mayoría de ellas, no declaradas o que no que no cumplen con las normas exigidas en la UE, así como el etiquetado incorrecto.
El fraude alimentario o la adulteración motivada económicamente (EMA), como lo denomina Food and Drug Administration (FDA) agencia del gobierno de los Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos, es la venta de productos alimenticios que no cumplen con los estándares reconocidos para generar ganancias financieras.
Fraude alimentario puede llevar a la adicción
La calidad e inocuidad de los alimentos explica que el fraude alimentario puede incluir la adición de sustancias inferiores o extrañas a un alimento, la dilución con agua o el etiquetado incorrecto intencional de los productos alimenticios. Estas prácticas nunca han sido aceptables.
En el procesamiento y la producción de alimentos del siglo XXI se pueden identificar y prevenir, para ello los avances en tecnología significan que demostrar la autenticidad de los productos alimenticios nunca ha sido tan fácil.
La presencia de ingredientes inesperados puede ser el resultado de una contaminación (fraude) deliberada, un error genuino, la falta de capacitación en la identificación de materias primas, el control insuficiente en la cadena de suministro o los controles de documentación.
En los últimos años, el fraude alimentario se ha convertido en un problema mayor para los consumidores, pero fuentes señalan que el Food Fraud ha existido desde 1784.2 Su impacto en el mundo asciende a más de 50 mil millones de dólares.
Fraude alimentario: ramificaciones
Las ramificaciones del fraude alimentario pueden abarcar desde daños a la reputación de la marca, daños a los ingresos de los negocios minoristas de alimentos y establecimientos de procesamiento hasta complicaciones de salud para el consumidor debido a su impacto en la seguridad alimentaria.
En 2007 se presentó un caso de fraude alimentario en el que el gluten de trigo que se usaba en los alimentos para mascotas estaba adulterado con melamina, causando enfermedades y muertes de miles de mascotas en los Estados Unidos.
Derivado de esto la FDA detuvo todas las proteínas vegetales importadas de China destinadas al consumo humano y animal.
En 2008 se vivió un escándalo en China porque la leche y la fórmula infantil estaban contaminadas con melamina, hecho que afectó a unas 300,000 personas, incluidos los bebés.
Constante del fraude alimentario
El fraude alimentario está en todo el mundo y afecta a todo tipo de alimentos, pero hay un grupo de productos que son especialmente susceptibles a las adulteraciones, por el etiquetado incorrecto o las falsificaciones.
Se trata de un grupo formado por 12 alimentos que tienen un mayor riesgo de fraude, jugos de frutas, aceite de oliva, especias, café, miel y jarabe de arce, pescado, té, leche, alimentos ecológicos, vino, arroz y carne.
Existen varias rutas para demostrar la autenticidad de los alimentos, así como para reducir el riesgo de adulteración y contaminación, dos rutas clave son:
• Esquemas de seguridad alimentaria.
• Ensayo y análisis de especies.
La sustitución de alimentos por otro tipo de alimentos es común, un sistema de gestión de seguridad robusto puede ayudar a asegurar que el pescado y los productos cárnicos, entre otros, sean lo que dicen ser.
¿Cómo afrontarlo?
Los especialistas señalan que hay dos caminos para identificar y prevenir el fraude alimentario:
Esquemas de seguridad de alimentos, donde de manera muy puntual las cadenas de suministro de alimentos empleen políticas y procesos para asegurar que las materias primas son de la calidad requerida.
Se recomienda que estos procesos y políticas sean auditadas y certificadas por empresas independientes, es decir por un tercero, ayudando a minimizar el riesgo de adulteración.
Identificación de especies. El análisis de secuencia de DNA es una de las mejores herramientas en la actualidad para proteger operaciones, clientes y consumidores con el fin de eliminar el fraude alimentario.
Estas pruebas no sólo ayudan a confirmar la autenticidad de las especies con un soporte biológico perfectamente desglosado, mejorando la trazabilidad, también mejorando la certeza de las especies como se requieren para su etiquetado.
En México se están adoptando tanto normas como regulaciones para prevenir el fraude alimentario.
El principal ingreso del país se deriva de la exportación de alimentos, si no se cuenta con prevención, reglas y normas, los mercados internacionales podrían ser susceptibles a reducir el consumo.
1. https://ec.europa.eu/food/sites/food/files/safety/docs/food-fraud_network_activity_report_2017.pdf
2. http://fsns.com/news/what-is-food-fraud
Por Pablo Lomelí, Director de Agricultura, Alimentos y Vida de SGS México.