La iniciativa 5504 busca aprobar la Ley de Promoción de Alimentación Saludable en Guatemala. Se trata de una norma que obligaría a que todos los productos de consumo cuenten con un Etiquetado Frontal de Advertencia Nutricional (EFAN) o “sello de advertencia nutricional”.
Eso permitirá a la población guatemalteca que al elegir y/o comprar un producto alimenticio se le pueda advertir desde el envase sobre el alto contenido de nutrimentos críticos y del posible daño que éstos podrían provocarle.
Esta iniciativa fue presentada en el 2018 y la segunda lectura se efectuó a finales de febrero del 2024. Por lo que solo está pendiente de aprobación la tercera lectura, sus artículos y redacción final. Además, incluye aspectos importantes como:
- La promoción de la educación alimentaria nutricional
- La regulación de la publicidad y promoción de productos no saludables dirigidos a niños, niñas y adolescentes
- La implementación de un etiquetado frontal de advertencia nutricional en alimentos preenvasados con alto contenido de nutrientes asociados sobrepeso y obesidad
“La iniciativa tiene aspectos bastante preocupantes para la industria y también para lograr el objetivo que compartimos dentro del sector, el de buscar la forma de eliminar la obesidad y las enfermedades transmisibles”, señala en entrevista exclusiva con The Food Tech®, Enrique Lacs, Director Ejecutivo de la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas (CGAB).
¿En qué consiste la iniciativa 5504 sobre etiquetado de alimentos?
Esta iniciativa pide seis sellos de advertencia, octágonos negros parecidos a los que están en México, y esos seis sellos alertan sobre el exceso de azúcar, el exceso de grasas trans, el exceso de grasas totales, el exceso de grasas saturadas, el sodio y los edulcorantes.
“Adicionalmente hay una declaración adicional que se le tiene que poner a los productos con una o dos etiquetas las cuales indican que ese producto es dañino para la salud, ese es uno de los primeros componentes que miraría el consumidor en los anaqueles o en los puntos de venta”, señala Lacs.
El especialista explica que además se establece un impuesto a las empresas que tienen que tramitar ante el Ministerio de Salud Pública por cada sello que aparezca en el producto.
Si tienen un sello es el 10% sobre los costos de producción o 10% sobre los costos de importación, es decir, es un sello y así sucesivamente, si ese producto llegara a tener seis sellos, pues este el costo o la tasa que se le impone es de 35%.
“Entonces este es un impacto muy grande, porque se tienen que cambiar los empaques, establecer nuevos diseños y pagar por el sello, este es un impacto muy grande para la industria de alimentos y bebidas en general. Y esta industria en Guatemala está dominada por pequeños productores de alimentos”, enfatiza.
Puntos de esta normativa que encienden las alertas
“Desde el 2018 para acá el mundo ha cambiado un poco regulatoriamente y contamos con unas recomendaciones y una guía elaborada por el Codex Alimentarius respecto a cómo se hacen los etiquetados y qué condiciones, características y criterios puede adoptar un país para hacerlo”, indica.
“Entonces una legislación como esa tiene que adaptarse a estas nuevas guías que se hacen, que se promulgan, que se adoptan a nivel mundial por todos los países miembros de Codex Alimentarius”, asevera Lacs.
El directivo de la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas (CGAB) explica unos de los vicios que encontraron respecto de la normativa. Señala que Guatemala pertenece a un sistema de integración económica junto con los demás países de Centroamérica.
“Ese sistema se compone por seis países y, en el caso de Guatemala, este sistema de inversión centroamericano se traduce como uno de los grandes logros, pues se armonizó a nivel regional", enfatiza.
"Por ejemplo, el Reglamento Técnico Centroamericano de Etiquetado General es un instrumento legal de jerarquía superior a cualquier ley que emita el Congreso, en el cual ya aparecen una serie de disposiciones sobre definiciones, la forma de citar y de establecer los signos y contenidos”, refiere.
Y agrega: “Luego tenemos el reglamento técnico en que se establece el etiquetado nutricional, hay una reglamentación regional que es aplicable por ley y obligatorio cumplimiento a todos los países centroamericanos, en el cual cuando tenemos un instrumento tan específico sobre etiquetado nutricional, ya tenemos una serie de disposiciones que no amerita que se repitan o se modifiquen en una legislación nacional emitida por el Congreso".
“Es por orden jerárquico de ley que se debe adoptar y se debe respetar, lo que en el marco del derecho internacional público se ha adoptado por la integración económica”, señala.
Principales desafíos para la industria alimentaria con esta normativa de etiquetado
Para Guatemala, un gran desafío es que como país exportan productos a Centroamérica muchísimas medianas y pequeñas empresas. La industria de alimentos y bebidas de Guatemala exporta cerca de 2 mil 200 millones de dólares al año, de lo cual el 45 % va a Centroamérica.
Entonces todo eso tiene un sentido, pero ¿por qué? Porque si Guatemala tiene una legislación local sobre los etiquetados, estas exportaciones deberán tener uno sello o una etiqueta en un envase para ir a Centroamérica u otros países, y otro para el mercado local.
“Si me mira a la inversa, parte de las importaciones que hacemos de alimentos procesados también provienen de Centroamérica. Somos unos grandes compradores de alimentos de Centroamérica y de otros países. Y si queremos importar de esos países, pues tendrán que venir con etiquetado. Lo cual se traduce en costos que sobrepasan cualquier cálculo”, indica.
De acuerdo con el directivo, resulta difícil que una mediana empresa nacional guatemalteca tenga los recursos de poner los sellos y poder tener un portafolio de productos sin sellos. Esto es un tema que también le preocupa a la industria porque a las pequeñas y medianas empresas les toma mucho más tiempo encontrar recursos.
Finalmente, la industria de alimentos y bebidas de Guatemala espera tener un etiquetado en fases, como en el caso de México, y que ayude al consumidor a entender qué está comprando, qué está comiendo, que le explique qué significa alto en azúcar, por mencionar un ejemplo.
“Esa es la información que quisiéramos que quedara en esta legislación, que precisamente se revise el perfil para poder aplicar las etiquetas”, expuso Enrique Lacs.
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