Uno de los principales inconvenientes al tratar de conseguir esta certificación de sostenibilidad de estándares privados es que el costo normalmente es absorbido por el agricultor, lo que conduce a que sea en ocasiones casi imposible trasladar ese costo al precio de la cosecha, lo que se conoce como un premium.
Sin embargo, la problemática más grande es cuando dichas certificaciones se convierten en el objetivo y dejan de lado la temática de la sostenibilidad. Esto, impulsado directamente por los jugadores del sector más poderosos que usan los estándares para atraer al consumidor final a determinado supermercado y que se convierte en una estrategia más de marketing.
Uno de los ejemplos más claros es cuando se expone el tema del control fitosanitario. Usados correctamente los plaguicidas resultan ser herramientas efectivas y rentables para el control de plagas. Sin embargo, algunas guías de certificación imponen crecientes listas de prohibición de uso de agroquímicos, ya sea por activismo o para atraer más consumidores a determinada cadena de supermercados.
La certificación de sostenibilidad en el sector agrícola
La sostenibilidad y la inocuidad son algunas de las características más solicitadas en los últimos tiempos, características impulsadas principalmente por la pandemia provocada por el Covid-19, por lo que las nuevas prácticas en la agricultura deberán ser económica y socialmente viables, además de amigables con el medio ambiente.
Una forma de atender las expectativas de la producción agrícola es mediante el uso de estándares. Algunos son oficiales como el Codex Alimentarius, operado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS. Los productores también cumplen voluntariamente con las expectativas de su forma de cultivar.
En ese sentido, grupos empresariales y demás jugadores del sector se unieron para diseñar estrategias y programas que certifiquen una producción sostenible. Tal es el caso del sello Cosecha Azul para conservación de recurso hídrico en Centroamérica, el sello Agricultura Sustentable Certificada (ASC) liderado por Aapresid en Argentina para la verificación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).
Estándares de producción para la sostenibilidad
La cadena de valor agrícola ofrece una forma de aplicar estándares de producción. Entes privados desarrollan guías de cumplimiento, con las que se pueden acreditar a productores y auditan su cumplimiento. Tal es el caso de GlobalGAP, Rainforest Alliance o Fair Trade.
Por otro lado, los estándares privados son útiles para procurar aspectos de sostenibilidad como la preservación de la ecología o mejorar condiciones laborales, por lo que estos esquemas siguen vigentes hoy en día tanto geográfica como temáticamente.
El cumplimiento de estos estándares se ha convertido en todo un reto para el sector de la agricultura. La adhesión a los estándares se convierte cada vez más en una condición de acceso a mercados, para no decir barrera de acceso. Los agricultores se enfrentan a tener que cumplir con tantas certificaciones como posibles compradores pretenda.
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