El cannabidiol o CBD es un compuesto orgánico que se obtiene del cannabis, y que se encuentra en mayor medida en las plantas de esta familia, el CBD tiene la misma fórmula química y masa molar que el THC, aunque su estructura molecular difiera ligeramente. Actualmente es el cannabinoide más reconocido y más usado de entre los más de 100 cannabinoides descubiertos hasta ahora.
De acuerdo con la Organización Mundial de la salud (OMS), el CBD es un compuesto con un alto potencial terapéutico y con un riesgo muy bajo de adicción, además la Asociación Mundial Antidopaje retiró a este cannabinoide de la lista de sustancias prohibidas en 2018. Esto se debe a que es una sustancia que ha tenido un amplio crecimiento y aceptación debido a sus múltiples ventajas como coadyuvante para aliviar el estrés, disminuir la ansiedad, así como antiinflamatorio.
A nivel global no existe un consenso sobre la venta de productos adicionados con CBD, tal es el caso de la regulación en Estados Unidos, donde el consumo de cannabis ha sido despenalizado en diversos estados, siendo la gran mayoría los que aceptan su consumo con fines médicos, mientras que el consumo de cannabidiol, extraído de cáñamo, es permitido a nivel federal.
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Los marcos regulatorios sobre el uso del CBD
Existen otros marcos regulatorios, como el de Reino Unido, donde algunos productos adicionados con cannabidiol pueden ser considerados como alimentos, siempre y cuando demuestren su seguridad, Tal es el caso de los productos que las empresas de Medical Marijuana Inc. Ofrecen a nivel global, los cuales ya han sido considerados como alimentos.
“La siembra de cannabis es una de las cosechas que mayores ventajas podrían ofrecer, desde el punto de vista de una materia prima, todas sus partes, desde plantas y flores hasta los tallos y raíces pueden ser transformadas en materias para cientos de industrias, pero además tiene un impacto positivo en el cuidado del medio ambiente”, indicó Raúl Elizalde, CEO de HempMeds.
Es mediante la relación entre las regulaciones internacionales, las necesidades de las personas y la política medioambiental que la industria de cannabis en México debería de ser regulada para promover el desarrollo económico mediante la creación de empleos directos e indirectos, además de fortalecer al campo y ayudar a mejorar la calidad de vida de millones de personas.
La situación de la apertura del cannabidiol en México
La ley para regularizar el uso del cannabis medicinal e industrial tiene ya un camino avanzado. Si bien en ambos rubros el uso es legal, es en el área industrial en donde hay un vacío que, de no cambiarse, meterá freno al desarrollo en México de una industria que podría alcanzar un valor de mercado de 5 mil millones de pesos, según cifras de la industria.
Expertos coinciden en que es necesario que la ley haga una diferencia entre cáñamo y cannabis. El primero contiene menos de 1% de THC, que es el componente psicoactivo de la planta, lo que significa que no provoca ningún efecto en el sistema nervioso. La marihuana sí contiene niveles altos de THC y también tiene algunas propiedades medicinales, que ya se emplean en medicamentos para tratar enfermedades como la epilepsia.
Hasta ahora, no existe una regulación para la operación de las empresas que ya producen y comercializan productos de cáñamo, como cosméticos o suplementos alimenticios, lo que genera un vacío legal y las deja en un mercado gris, que ha llevado a varias compañías a interponer amparos para no comprometer su operación, después de que se detuviera la emisión de permisos ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
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