Un antojo es una necesidad intensa de comer de inmediato algún tipo de alimento, dicho estímulo es experimentado por aproximadamente el 90% de las personas a nivel global.
- Los antojos nacen de una compleja combinación de causas en donde el cerebro juega un papel fundamental.
Aunque pareciera que son temas opuestos, las relaciones sociales están íntimamente relacionadas con la comida, ya que dentro del cerebro se dan las mismas conexiones neuronales cuando se piensa en una u otra.
- Esta necesidad de tener contacto social es tan fuerte, que puede ser equiparado con el consumo de drogas.
De acuerdo con un artículo publicado en Psychology Today, Gary L. Wenk, doctor y profesor de psicología, neurociencia, virología molecular, inmunología y genética médica en la Universidad de Ohio, reveló que la necesidad de establecer relaciones sociales y tener antojos de comida comparten el mismo funcionamiento en el cerebro.
- Esta afirmación es una estrategia que el neuromarketing está usando constantemente, prueba de ello es cuando un antojo surge después de haber visto algún anuncio de comida.
La parte del cerebro llamada "cuerpo estriado ventral" se activa y trata de convencernos de que es necesario ingerir ese alimento al momento.
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El eje intestino-cerebro y su relación con el antojo
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Columbia detalló que cuando se consume grasa, se emite una señal que es llevada a través de los nervios hasta el cerebro, acción que aumenta el deseo por consumir más alimentos grasos.
Por otro lado, se pudo revelar que las moléculas de azúcar activan el “eje intestino-cerebro” que impulsa la preferencia por el azúcar. Los edulcorantes artificiales no logran frenar el apetito por el azúcar porque trabajan en la lengua para reconocer la dulzura, pero no activan los sensores en el intestino que satisfacen el apetito.
Ambos casos fueron analizados y experimentados en ratones y se pudo comprobar que después de exponerlos, ya sea a la grasa o al azúcar, perdían la capacidad de saborear con la lengua, lo que conducía a que los roedores continuaran con la necesidad de ingerir más de estos ingredientes.
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