La crisis sanitaria de la Covid-19 supone un cambio drástico en el comportamiento de los consumidores consecuencia de la incertidumbre del momento. Frente a este nuevo orden de inestabilidad, resulta necesario digitalizar los procesos en la industria alimentaria.
Datos recientes de Nielsen, identificaron seis etapas en el comportamiento de los consumidores durante la pandemia. Este análisis presenta un patrón de conducta de los consumidores que se asemeja al modelo de Kübler-Ross, conocido también por las “cinco etapas del duelo”, que describe el cambio que sufren las personas tras alguna situación trágica.
Así se han desarrollado los hábitos de compra de productos alimentarios:
- Compras proactivas orientadas a la salud: Enfocado a “llenar la despensa” al comprobar la situación en otros países.
- Gestión reactiva de la salud: Dedicado a comprar “elementos de primera necesidad” como reacción a la posible enfermedad una vez se confirma que se ha extendido en la comunidad local.
- Preparación de la despensa: Enfocado a abastecerse de “productos no perecederos” para responder a una más que posible situación incierta de “confinamiento”. La toma de consciencia de la realidad y la incertidumbre se ha visto reflejada en “compras de pánico” de productos de alta demanda
- Preparación para la vida en cuarentena: Destaca por la compra muy puntual de productos “perecederos” o “desabastecidos” optando en muchos casos por realizarla “online”.
- Vida restringida: Las compras “online” juegan un papel fundamental como resultado del confinamiento y el desconocimiento de su duración.
- Vivir una nueva normalidad: Si bien aún no se pueden establecer patrones, se prevé que la crisis sanitaria derive a una situación socio-económica que influya en gran medida en los productos a consumir.
Digitalizar de la cadena de valor
La pandemia pone de manifiesto la necesidad de que las empresas apuesten por digitalizar procesos a través de ecosistemas de soluciones digitales integradas y que utilizan técnicas de Inteligencia Artificial que, con menos recursos, les permitan adelantarse a los cambios en el comportamiento del consumidor para tomar mejores decisiones.
La implementación de sistemas de vigilancia e inteligencia competitiva son necesarias en la nueva normalidad en la que la inestabilidad de los consumidores requiere de una monitorización constante para adecuarse en todo momento a su demanda. Este tipo de sistemas identifican señales del entorno que proporcionan certidumbre y estabilidad para la adecuada toma de decisiones.
Desde la perspectiva de integración de los distintos eslabones de la cadena, existen plataformas que permiten la colaboración con proveedores, clientes y colaboradores externos en la gestión de la información de la cadena de suministro.
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Compartir de forma eficiente y fiable información relativa a parámetros de calidad y seguridad alimentaria permite optimizar la cadena de suministro y contribuye a conseguir una cadena más segura.
Además, la integración con sistemas que faciliten la identificación temprana de alertas y fraudes alimentarios permite identificar en qué puntos de la cadena se ha producido una incidencia y evitar que productos no adecuados lleguen al lineal del supermercado. De esta forma se garantiza la seguridad del consumidor y mejora su confianza.
Conocer los procesos productivos y el funcionamiento de la cadena de suministro alimentaria, permite adecuar distintas soluciones digitales que faciliten a las empresas la integración con proveedores y clientes, y contar con plataformas para monitorizar tendencias y cambios en el entorno competitivo.
Fuente: AINIA Centro Tecnológico