El proveedor de tintas de impresión para aplicaciones de embalaje y etiquetas, Siegwerk, se une a HolyGrail 2.0 para trabajar una iniciativa que investiga una tecnología pionera de marcas de agua digitales para envases en la Unión Europea.
- Esta tecnología inteligente podría revolucionar la clasificación de los residuos de envases y la calidad del reciclaje. El objetivo final de HolyGrail 2.0 es lograr una verdadera economía circular.
La nueva tecnología funciona como un pasaporte digital para el embalaje. Las marcas de agua digitales del tamaño de un sello de correos se integran varias veces en la superficie de las etiquetas o los envases de papel.
Estos pequeños códigos son imperceptibles para el ojo humano, pero pueden ser leídos por cámaras y pueden contener una amplia gama de información, como el fabricante, la unidad de mantenimiento de existencias (SKU), el tipo de plástico utilizado y la composición de los objetos multicapa, alimentos contra uso no alimentario, etcétera.
Esta información se puede utilizar a lo largo de toda la cadena de valor de los envases, desde el productor hasta el reciclador. Puede mejorar la participación del consumidor, la visibilidad de la cadena de suministro y las operaciones minoristas. Al final, la marca de agua digital se puede detectar en la línea de clasificación de una instalación de clasificación de residuos.
Lo cual permitirá un proceso de clasificación mejorado y más preciso, dan como resultado materiales reciclados de mayor calidad. En ese sentido, Siegwerk contribuirá con su expertise en circularidad de envases, en tintas y barnices sostenibles, así como en el proceso de impresión a HolyGrail 2.0.
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Reciclado de envases
Separar los envases para reciclar es un hábito cada vez más asentado entre la ciudadanía, que entiende que con ese gesto está contribuyendo a cuidar el medio ambiente.
En 2018 la separación de envases en los contenedores amarillos y azules para su posterior reciclaje experimentó en un importante crecimiento, reflejo de un ciudadano más informado y comprometido, que cada vez tiene menos dudas y siente menos barreras a la hora de separar en el contenedor adecuado envases que antes tiraba a la basura.
En el caso de España, cada ciudadano llenó el contenedor amarillo un 12,3% más que el año anterior. Es decir, cada uno separó y depositó en los contenedores amarillos 15.7 kilogramos de envases de plástico, latas y briks.
Esta cifra -equivalente a la suma de los tres años anteriores- viene impulsada por el aumento de la conciencia ambiental de los ciudadanos, la creciente preocupación por la contaminación causada por el abandono de plástico en naturaleza y por la mejora de las infraestructuras (más contenedores, mejor mantenimiento) fruto del trabajo de colaboración con las administraciones públicas.