Bajo la lupa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hacia el 2030, la industria alimentaria redobla esfuerzos para introducir al mercado envases sostenibles, que van desde plásticos biodegradables, hasta vidrio, lata y derivados de la madera en línea con la economía circular.
Si bien un par de años atrás, voceros regionales de grandes almacenes señalaban que los consumidores en México no estaban dispuestos a pagar un costo adicional por productos resguardados en envases amigables con el medio ambiente, hoy, estudios recientes, dan revés a esa tendencia. Los usuarios finales cada vez se muestran más sensibles al cuidado y protección del medio ambiente.
La interacción digital consumidor-envase también cobra relevancia en la industria alimentaria. Appetite Collective destaca el entorno inmersivo de realidad aumentada (AR) como una estrategia fundamental para enriquecer la experiencia de los consumidores y crear en ellos fidelidad de marca. La era del envase sostenible, revestido en tecnología avanzada y multimedia, apenas comienza.
Una variedad de materiales sustentables
El plástico empieza a recobrar a nivel global los espacios que perdió luego de las prohibiciones que durante y después de la pandemia de Covid-19 entraron en vigor sin bases científicas ni Análisis de Ciclo de Vida. Suecia, por ejemplo, eliminará a partir de noviembre del 2024 el impuesto sobre las bolsas de camiseta en establecimientos comerciales.
En cuanto al Polietilén Tereftalato (PET), México es líder en el reciclaje de este material. Las botellas de PET, materia prima con la que se beneficia la industria de bebidas gaseosas, sobresalen por sus propiedades que le permiten un reciclaje óptimo y volver al mercado en forma de botella.
En línea con la economía circular, el reciclaje del vidrio no se queda atrás. Este material se puede reciclar infinitamente sin perder calidad. Según cifras de la Federación Europea de Fabricantes de Envases de Vidrio (FEVE), Europa domina en términos de reciclaje con una tasa de recogida de 76%. El aluminio y los derivados de la madera igualmente se acopian en todo el mundo para ser reintegrados a la cadena de valor.
En la actualidad, los smart packaging, incluso los de cerámica, no nada más son de características sustentables, sino que también incorporan inteligencia artificial (IA) en su diseño. Las nuevas herramientas tecnológicas abren en los envases puertas y ventanas con vista hacia enriquecidas sesiones de cocina virtuales o historias inmersivas que proporcionan información valiosa a los consumidores.
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Normas para poder competir
Como dueños de marca no hay que pasar por alto las normativas en relación al diseño y producción de envases para la industria de alimentos. Competir a nivel regional o posicionarse como un jugador estratégico en el mercado global implica cuadrarse a estándares, muchas veces influenciados por la consigna social.
Entre las regulaciones más importantes no hay que perder de vista las emitidas por la Organización Internacional de Normalización (ISO), la ASTM International, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), así como las Normas Mexicanas (NMX) y las Normas Oficiales Mexicanas (NOM). Además de la Ley General de Economía Circular (LGEC) que recientemente entró en vigor en México.
El envase inteligente y circular
El reciclaje en la industria del envase y embalaje se destaca como un recurso valioso, no solo para el plástico, sino también para el vidrio, el aluminio y los derivados de la madera.
La sostenibilidad y las tecnologías disruptivas, como la realidad aumentada o la inteligencia artificial, saltan a la vista y empiezan a atraer a más consumidores todos los días. No obstante, respecto a los smart packaging, las compañías se enfrentan a dos retos importantes:
- Los costos elevados asociados con su adquisición y producción.
- Que el consumidor opte por productos que presenten indicadores de máxima frescura.
Esto, sin contar la inversión que se debe hacer en torno a la investigación y desarrollo (I+D) de materiales compostables, biodegradables o aptos para el reciclaje grado alimenticio.
Bajo ese contexto, las empresas llevan a cabo diversas fases experimentales. Algunas de ellas empiezan a prescindir de las etiquetas en sus envases y otras a probar con nuevos materiales, como los biopolímeros.
En este sentido, la industria de alimentos se encamina hacia una economía circular y procesos sostenibles guiados por la tecnología, la cual, bien aplicada, no da tregua en su capacidad de sorprender a dueños de marca y consumidores.