Para entender el presente y futuro de las tintas flexográficas debemos remontarnos a finales de los años 30, cuando surgió la flexografia como consecuencia de sistemas preexistentes adaptados a la utilización de tintas líquidas.
Durante varias décadas su uso se limitó al papel impreso tipo “fantasía” o al fondeo de cartulinas.
Con la llegada de nuevos materiales como los films de polietileno, celofanes, foils de aluminio, etc., se crearon tintas adecuadas a estos sustratos y se diversificó enormemente la industria de los envases.
Así llegaron a los mercados nuevas y atractivas creaciones en los envoltorios: bolsas, pouches, blíster y todas las variantes a las que hoy estamos familiarizados.
La tendencia a usar este sistema de impresión es creciente, y la razón es que es un modo sumamente veloz y económico; muchísimo más rápido que otros sistemas como la tipografía o el offset, y en tiradas cortas más flexible y barato que el huecograbado.
Esta flexibilidad está dada en gran parte gracias a la constante innovación, aunque las tintas son la variable de ajuste más optada debido a la menor inversión que requiere su desarrollo y aún, el tiempo requerido.
Avances en las tintas flexográficas
Sin embargo, también las máquinas tuvieron en los últimos años enormes avances, de dos cuerpos impresores iniciales se pasó a máquinas de ocho totalmente computarizadas en las que se logra una calidad de impresión similar al offset con un registro preciso, velocidades muy grandes de producción y recambio de trabajos, cambio de bobinas sin detener la máquina, automatización de las viscosidades de las tintas, formación de los diferentes envases en la línea con la impresión, inversores de cara del sustrato.
Sistemas de anilox cerámicos racla y otros avances que hacen tan atractivo al packaging actual, y tan versátil, desde los envoltorios de caramelos hasta las cajas corrugadas para perecederos, los paquetes de film laminado a los blíster de medicamentos, los saches de leches a los termoformados para quesos, sin olvidarse de la enorme variedad de materiales escolares.
Para toda esta variedad, hoy en día se pueden encontrar en el mercado tintas adecuadas para cada sustrato y para cada exigencia, con resistencias específicas y aplicaciones puntuales, muchas de ellas surgidas de la colaboración entre el proveedor de tintas y el usuario de las mismas, o sea, el impresor.
Tintas más amigables con la salud y el medio ambiente
También inciden en esa evolución la oferta de nuevos materiales para la elaboración de tintas como resinas o polímeros sintéticas sustituyentes de las antiguas gomas naturales y pigmentos de diseño a cambio de otros que eran altamente contaminantes y peligrosos para la salud como los derivados del plomo, cromo y otros.
Hoy en día la impresión flexográfica se está volcando a la utilización de tintas al agua de bajo riesgo de contaminación ambiental, aunque todavía subsisten tintas con solventes o anilinas cuya creación y síntesis datan de más de 100 años.
Constantemente se está investigando sobre sustratos y tintas más amigables con el medio ambiente y con una mayor biodegradabilidad, aunque esto signifique a menudo aumento de costos. Sin embargo, se advierte también un aumento notable de precios de los materiales más contaminantes, sea por menor producción por ser sustituidos, sea por su utilización en otros procesos”.
Una mirada al futuro de las tintas flexográficas
Así la flexografía avanza de la mano de los nuevos equipos y nuevas tintas, el futuro de este sistema es incierto aunque todavía parece tener viabilidad por muchos años e incluso expansión.
Tal vez en un futuro próximo las impresiones de variados materiales sean realizados con tintas sólidas vaporizadas y orientadas para su deposición en el sustrato por medios electrónicos, cargas eléctricas o fotostáticas y sin pasar por cliché alguno configurando diseños computados directamente sobre el sustrato, o tal vez algún método impensado hoy pero asequible dentro de 3 años.