El uso de plásticos orgánicos para envasado va intimamente ligado al cuidado del medio ambiente.
Se trata de un concepto que está arraigando en todas las sociedades. En ese contexto, la sustentabilidad de los envases es una demanda cada vez más frecuente entre los consumidores.
Además de los avances en cuanto a reciclado y la reutilización, es notable la investigación que se está haciendo sobre la posibilidad de fabricar envases biodegradables.
Hoy en día los envases creados a partir de materias primas biodegradables ofrecen prácticamente las mismas cualidades de conservación y resistencia que los creados a partir de petróleo.
Las bolsas biodegradables
El campo que actualmente más se está debatiendo es el de las bolsas plásticas y su reemplazo por otras que se desintegren más rápidamente y sean más amigables con el medioambiente.
Esto está generando políticas y polémicas en varios países de Latinoamérica y el resto del mundo.
Por ejemplo, las bolsas oxi-biodegradables son producidas con materias primas que incorporan sales que las hacen oxidables y almidones para que sean susceptibles de ser degradadas por las bacterias.
Pero el plástico degradable también puede utilizarse para crear envases semi-rígidos que pueden ser fabricados a partir de plásticos reciclados, y pueden reutilizarse mientras no comiencen a degradar, o destinados al compostaje después de ser descartados.
Estos envases no emiten metano en su degradación.
Maíz para crear plásticos orgánicos
Otra tendencia es utilizar el maíz para la creación de plásticos degrabables. Gracias al almidón, un polímero natural presente en gran cantidad en el maíz, y un proceso especial, se puede crea un plástico llamado ácido poliláctico (PLA), que posee una estructura con la facultad de ser destruida.
El aprovechamiento es importante: de cada 2,5 kilos de maíz se obtiene 1 kilo de plástico. Los restos pueden ser dados como alimento a los animales.
Algo similar ocurre con el material para embalaje totalmente biodegradable, fabricado a partir de residuos agrícolas que, además maíz, acuden a la cáscara de arroz y a las raíces de champiñón. Esto lo lleva adelante la empresa neoyorquina Ecovative.
El proceso de fabricación de este plástico –que se estima que empezará a fabricarse a fin de año- no precisa disolventes, ni maquinaria y procesos de gestión costosos.
Además, consume la décima parte de energía que los métodos de fabricación de otros materiales plásticos.
Para agregarle conciencia ecológica, esta empresa proyecta utilizar sólo residuos agrícolas locales como materia prima, con el fin de minimizar el impacto medioambiental de su transporte.
Por su parte, Elbet Servicios Comerciales, una empresa de Barcelona anunció también que comercializará bandejas, film y otros materiales destinados al embalaje alimentario, que serán fabricados a partir de subproductos como caña de azúcar o reciclando plumas de los deshechos avícolas.
Aplicabilidad
Los expertos indican que además de versatilidad y resistencia, estos materiales biodegradables tienen gran capacidad para conservar grasa y aceite y ofrecer una importante barrera de sabores y olores. De ahí su importancia en el ámbito alimentario.
Los envases 'sostenibles' de plásticos, aunque poco presentes en el mercado, empiezan a tener presencia acompañando a alimentos, sobre todo en Estados Unidos y el Reino Unido.
Por ejemplo, en el Reino Unido se comercializa desde 2005 una botella de agua realizada con PLA, uno de los alimentos, junto a la leche y el yogur y los zumos frescos, cuya aplicación ha sido más novedosa. Sin embargo, los estudios realizados hasta el momento indican que no es un material apto para contener bebidas carbónicas.
El uso de estos materiales se está extendiendo entre el envasado de productos frescos como frutas y verduras.
También en forma de bandejas rígidas para productos de confitería, pastas frescas y ensaladas; botellas para agua mineral; bandejas de polímero sobre la base de almidón de maíz, solubles en agua, que se usan para bombones de chocolate y galletas, e incluso como films biodegradables sobre la base de almidón con microperforaciones para permitir la respiración de frutas y vegetales envasados.
Otros usos de los plásticos orgánicos
En 2004, expertos del Centro de Investigación de la Región Occidental del Servicio de Investigación Agrícola (ARS, en sus siglas inglesas), utilizaron una variedad de almidones distintos (trigo, patata y maíz) para fabricar tazas y platos.
La investigación demostraba que los productos biodegradables eran tan resistentes e impermeables como sus homólogos hechos de poliestireno.
Otras industrias lo utilizan para fabricar CDs y componentes electrónicos, o para dispositivos descartables de uso en medicina humana y diagnóstico.
Las nuevas alternativas biodegradables convierten al consumidor en un actor importante en el cuidado del medioambiente: no va a ser lo mismo comprar un kilo de manzanas envasadas con petróleo, que uno envasado con materiales naturales y degradables.