La nueva generación de etiquetas 3.0, son los denominados aquellos sistemas, materiales y aplicaciones que evolucionan el rol del packaging como contenedor de alimentos, los denominados empaques activos, embalaje inteligente y etiquetas inteligentes.
Estamos ante una nueva generación de packaging que ofrece una información más completa y fiable para el consumidor que adquiere productos envasados.
Son los nuevos avances que la tecnología, la ciencia, la investigación y la ingeniería química ponen a disposición del mundo de la alimentaciónhttps://thefoodtech.com/para-curar/caracteristicas-de-los-envases-inteligentes/, especialmente en el caso de los perecederos, comunicando al consumidor mayores datos sobre el estado del propio producto en el momento de la compra o consumo.
Seguridad de los alimentos con etiquetas 3.0
Hoy en día cuando la preocupación por la salud, la trazabilidad, la calidad y la seguridad de los alimentos juegan un papel cada vez más trascendental en la mente del shopper y el consumer, influyendo directamente en sus decisiones de compra y repetición, las nuevas herramientas que le proporcione la industria son altamente valoradas y más que bienvenidas.
El insight del consumidor es de una claridad meridiana: cuanto más sinceras y transparentes sean las marcas conmigo, mayor será mi confianza, amor y lealtad hacia ellas.
Eso sí, no pretendamos que el consumidor identifique si el packaging es activo o inteligente o una mezcla de ambos. Entenderá que se trata de optimización, por la que no querrá pagar más, que mejora su vida y en consecuencia su relación con las marcas. Con eso será más que suficiente.
Estos sistemas van más allá de las exigencias legales como la fecha de caducidad y loteado, facilitan indicadores precisos sobre la frescura del contenido, posible contaminación, rotura de la cadena de frío o la temperatura ideal para su consumo, como el caso Cold Active Bottle de Coors Light que demuestra con una tinta termocrómica cuando la cerveza está recomendablemente fría.
Las etiquetas 3.0 elimina las conjeturas de cuánto tiempo de vida útil le queda a un alimento, después de utilizarlo por primera vez, aunque lo hayamos refrigerado.
Hay muchos factores que influyen en la calidad del producto más allá de la fabricación. El transporte, almacenamiento, disposición en puntos de venta y la manipulación del consumidor inciden en la seguridad alimentaria del mismo. El smart packaging representa sin duda pasos agigantados para el mercado global de la alimentación.
Es una realidad aunque aún todavía queda mucho por recorrer
En España, específicamente en la Universidad de Granada, un equipo de científicos ha diseñado un nuevo material –una tela– que está formado por nanofibras poliméricas –plásticas– y magnéticas que facilitan el control simultáneo del pH y la cantidad de oxígeno presente en medios acuosos.
Este material permitirá fabricar etiquetas inteligentes para los alimentos envasados, que podrían leerse con la cámara de un teléfono móvil e indicar al consumidor la calidad del almacenamiento, si se ha roto el envase o se ha deteriorado.
Se trata de una tela denominada nanoTiss, que servirá para fabricar etiquetas 3.0 inteligentes para los alimentos envasados, con las que se podría realizar un control in situ de calidad y estado.
De esta manera, los científicos han desarrollado una nueva metodología barata, simple y que se puede producir a gran escala por la industria manufacturera para la fabricación de nanomateriales multifuncionales de gran aplicación por la industria química, farmacéutica, alimentaria y biotecnológica.
En el Reino Unido, Andrew Mills y sus colaboradores, en la Universidad de Queen, Belfast, han desarrollado un censor que cambia de color en presencia de oxígeno. Se vuelve azul en el exceso de oxígeno, lo que indica al consumidor que los alimentos deben ser desechados.
Con la incorporación de esta tecnología enormes volúmenes de residuos de alimentos se podrían evitar, afirma Mills. “En el Reino Unido solamente, tiramos más de 10 mil millones de libras esterlinas de residuos de alimentos evitables por año. Indicadores en el envasado de alimentos puede ayudar a reducir esta cifra informando al cliente (el minorista, mayorista o consumidor) sobre el estado de los alimentos. Muchos de nosotros tiramos la comida, simplemente porque no estamos seguros de su frescura.”
Implicaciones logísticas
Todo apunta al crecimiento aunque la masificación aún no ha llegado, debido probablemente a los costos asociados y las implicaciones logísticas, mermas de producto y estrategias de marketing que deben acompañar estas novedades.
MarketsandMarkets, empresa de investigación en Estados Unidos, pronostica que las ventas mundiales de envases inteligentes en el periodo 2010 a 2015 aumentará un 8.2% a unos 24 mil millones de dólares.
Los analistas creen que, junto a las etiquetas de color, progresará también el uso de la técnica de frecuencias de radio (RFID). Los microchips integrados en los envases captan continuamente, por medio de censores, información sobre el estado de un producto como la humedad o temperatura y emiten una alarma en caso se superarse o descenderse de los valores umbral programados.
De la misma forma que internet y las redes sociales han cambiado la manera en la que nos relacionamos, las etiquetas inteligentes y los dispositivos móviles o smartphones conformarán un dúo inseparable.
Los productos ya nos empiezan a hablar en los lineales con esta nueva generación de etiquetas, los códigos QR o blippar, y en breve conseguirán recomendarnos ciertos tipos de alimentos según nuestro estado anímico o necesidades alimenticias con sólo pulsar un botón; aunque hoy nos parezca ciencia ficción.
Por: Diana de Nieves. Directora de Marketing de La Cía. Branding & Packaging