El agave y algas marinas están siendo explorados como materiales prometedores dentro de la industria de empaques para alimentos.
Ofrecen una alternativa sustentable frente al uso de plásticos, que han sido señalados por su impacto negativo al ambiente.
El agave, conocido por su uso en la producción de tequila y mezcal, está siendo reutilizado para crear materiales que se descomponen de forma natural sin dejar residuos tóxicos.
Esta tecnología, además de reducir el desperdicio agrícola, también ayuda a depender menos de los plásticos derivados del petróleo.
Mientras que las algas se están sumando dentro de las soluciones para empaques debido a su rápido crecimiento, su capacidad de absorber dióxido de carbono y su capacidad de desintegrarse en meses en lugar de siglos como los plásticos.
Impulsores para la adopción de materiales sostenibles
“El aumento de la conciencia por los problemas ambientales, como la contaminación por plástico y el cambio climático, así como las regulaciones y las políticas gubernamentales destinadas a reducir los plásticos de un solo uso y promover prácticas de envasado sostenibles están impulsando a las empresas a ofrecer opciones de embalaje ambientalmente responsables”, indica un estudio de Global Market Insights.
El mercado de empaques y envases para la industria de alimentos, las soluciones sostenibles, necesitan además de una menor huella ecológica que sea seguro, efectivo y conserve las propiedades de los alimentos.
Las soluciones que están apareciendo ante esta demanda son materiales biodegradables, plásticos de origen vegetal y fibras naturales como el papel o el cartón.
Los envases basados en plantas como el agave y en materiales derivados de fuentes naturales inusuales como algas y hongos, se están investigando con más profundidad, ya que son altamente compostables.
Incluso, en algunos casos, los materiales son comestibles o se pueden utilizar para mejorar la vida útil de los productos alimenticios, destaca la investigación.
Agave, doble solución
En los últimos años, los residuos del agave se han utilizado para obtener varios bioproductos. Sus aplicaciones tecnológicas en el área alimentaria se centran en obtener bioplásticos, películas comestibles, materiales de embalaje, entre otros.
Algunas empresas están aprovechando las fibras del agave, clasificadas como desperdicio, para usarlas como sustituto de la resina plástica.
En lugar de depender completamente del polipropileno en un compuesto, el material plástico puede ser reemplazado por fibras naturales.
Han surgido proyectos innovadores para extraer la celulosa de las hojas de agave para elaborar empaques biodegradables para la industria alimentaria.
Se ha demostrado que los empaques y envases elaborados a base de agave son resistentes y durables, lo que los convierte en una alternativa viable.
Una nota publicada por GlobalData sostiene que las fibras de agave pueden ser procesadas en diversos formatos, como papel, cartón e incluso compuestos bioplásticos, lo que amplía sus aplicaciones en la industria del embalaje.
Además de ser biodegradables, estos materiales son compostables, lo que significa que pueden descomponerse de manera natural y segura en el medio ambiente, sin dejar rastros contaminantes.
Algas, otra alternativa sostenible e innovadora
Las algas, uno de los organismos más abundantes del ecosistema, es visto como un material innovador en el mundo del embalaje sostenible.
Empresas de la industria la están considerando a estos organismos como una de las materias primas debido a sus ventajas, como es su rápida reproducción, capacidad para biodegradarse y compostarse.
Una investigación publicada en ScienceDirect indica que hay más de 10 mil especies diferentes de algas marinas en todo el mundo. Estas crecen hasta 180 metros de profundidad en sustratos sólidos como la roca.
Es uno de los recursos vivos más importantes del océano para la biodiversidad marina. Se clasifican en tres grupos según el tipo de pigmentación: rojo, marrón y verde.
“Las propiedades antioxidantes naturales en las algas marinas pueden minimizar la oxidación de los lípidos y, por lo tanto, aumentar la vida útil y el valor nutricional de los alimentos”, se lee en el estudio.
Agrega que algunas algas marinas como H. elongate también han demostrado inhibir el crecimiento de bacterias grampositivas y gramnegativas, lo que significa que posiblemente podrían usarse como envases antimicrobianos.
Otras investigaciones se han centrado en la extracción de alginato, un biopolímero presente en las algas marrones, señala la investigación de GlobalData.
El compuesto se utiliza para fabricar películas y recubrimientos flexibles y duraderos, además, contiene propiedades de barrera, lo que los hace adecuado para el envasado de alimentos.
Además de las películas y recubrimientos, las algas también se pueden procesar en bioplásticos, que replican las propiedades de los plásticos convencionales, pero con un impacto mucho menor en el medio ambiente.
Estos bioplásticos ofrecen una solución viable para sectores que requieren empaques robustos, como el alimentario, sin comprometer la sostenibilidad.
Micelio de hongos, nuevo material sostenible
Mientras el agave y las algas ya están marcando tendencia entre las alternativas prometedoras para la industria de empaques sostenibles, están surgiendo otros materiales.
El micelio de hongos y el ácido poliláctico están demostrando beneficios amigables con el ambiente, destaca el reporte basado en GlobalData.
El micelio, la estructura raíz de los hongos, es un material biodegradable que se ha descubierto ser muy resistente y compostable.
Además, puede moldearse en diversas formas, lo que lo convierte en un material para envases protectores, como sustituto del plástico y el poliestireno.
Por otro lado, el ácido poliláctico (PLA), derivado de fuentes renovables como el almidón de maíz y la caña de azúcar, ya se está utilizando en envases de alimentos y cubiertos desechables.
El PLA tiene la ventaja de ser compostable en instalaciones industriales, lo que ayuda a reducir la acumulación de residuos en vertederos, aunque todavía requiere infraestructura adecuada para su procesamiento.
A pesar de las ventajas de estos materiales innovadores, existen algunos desafíos.
Por ejemplo, su escalabilidad. Producir estos materiales en una cantidad suficiente para competir con los plásticos tradicionales es un obstáculo.
Aunado a los costos de producción, los cuales suelen ser más altos, lo cual puede dificultar su adopción masiva.
Sin embargo, se espera que la inversión en investigación y desarrollo ayude a mejorar los procesos de producción y disminuir los costos.
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