Datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU indican que el desperdicio de alimentos agrava el problema del hambre y los impactos ambientales, pues se tira a la basura alrededor del 30% de todo lo que se produce.
En ese sentido, los empaques cumplen una función sumamente importante de conservación y, en varios casos, de aumentar la vida útil de los alimentos, siendo grandes aliados en la reducción del desperdicio de alimentos.
Según datos del Banco Mundial, en México se desperdician 20.4 millones de toneladas de alimentos cada año, un promedio de casi 158 kilos por persona, equivalente al 34% de la producción para consumo humano. Este volumen corresponde a casi un tercio de la oferta nacional de alimentos.
Las pérdidas y el desperdicio de alimentos afectan la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y afectan el medio ambiente debido al uso insostenible de los recursos naturales y las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, existe la necesidad de una serie de cambios a lo largo de la cadena de suministro en los hábitos de los consumidores.
Es aquí donde los empaques se vuelven indispensables para disminuir el desperdicio, proteger y preservar las características de los alimentos en las diferentes etapas que van desde la producción hasta el consumo, pasando por el transporte y el almacenamiento.
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Empaques que disminuyen el desperdicio de alimentos
El proyecto STOP waste - SAVE food realizado en Austria bajo la coordinación del Lower Austria Food Cluster (FFG), indica que el empaque optimizado ayuda a evitar el desperdicio con precisión por ofrecer una mayor protección a los alimentos.
El beneficio medioambiental del desperdicio evitado es entre cinco y 10 veces mayor que el costo medioambiental de los empaques, cuya protección es especialmente importante para los alimentos que consumen intensamente los recursos, como el queso y la carne.
Además, el estudio generó datos más detallados sobre los beneficios del empaque, señalando la relación entre una vida útil más larga y menos desperdicio en el comercio minorista.
Después de varias pruebas, el resultado mostró que al duplicar la vida útil, la tasa de desperdicio minorista se redujo en aproximadamente un 40%. Tomando el ejemplo de la carne, cuando el empaque MAP fue reemplazado por empaque al vacío, la vida útil del producto aumentó de 6 a 16 días. Al mismo tiempo, la tasa de desperdicio del minorista disminuyó del 12% al 3%.
Para un mejor aprovechamiento de los alimentos, los empaques juegan un papel fundamental, manteniendo durante más tiempo la frescura y todas las demás cualidades del producto.
Por esa razón, empresas como Dow tiene el desafío de desarrollar las mejores soluciones para combatir el desperdicio de alimentos en colaboración con otros actores de la cadena de suministro, llevando empaques cada vez mejores , con estructuras simplificadas, más fáciles de reciclar y más amigables con el medio ambiente.