La pandemia por coronavirus motivó a los consumidores a crear conciencia respecto al embalaje y su papel vital en la preservación de la higiene y seguridad de los productos alimenticios y bebidas.
El embalaje antimicrobiano, un subconjunto de envases activos que integra antimicrobianos para matar microorganismos patógenos como las enfermedades transmitidas por los alimentos, es una tecnología prometedora que amplía los límites de la seguridad y la conservación de los alimentos. En algunos casos, los envases antimicrobianos también han mostrado el potencial para combatir cepas de coronavirus.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo detrás de China y Estados Unidos.
El objetivo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es reducir a la mitad el desperdicio de alimentos global per cápita a nivel minorista y de consumo y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030. La evidencia sugiere que los embalajes antimicrobianos pueden ser una gran parte de la solución de desperdicio de alimentos.
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El embalaje antimicrobiano NanoPack
NanoPack es un proyecto financiado con fondos europeos, cuyo objetivo principal es lograr productos frescos, productos de panadería y proteínas de mejor calidad y más duraderos mediante envases que mejoren la vida útil.
La tecnología antimicrobiana de última generación de NanoPack, basada en la combinación de nanomateriales naturales y aceites esenciales extraídos de plantas como el orégano y el tomillo, ha arrojado resultados notables. Por ejemplo, las películas de polímero antimicrobiano han demostrado inhibir el crecimiento de moho en el pan por al menos tres semanas y la capacidad de venta de cerezas frescas en un 40 %.
El embalaje antimicrobiano NanoPack minimiza la cantidad de conservantes necesarios para mantener la frescura y mejorar la seguridad alimentaria para los consumidores al inhibir el crecimiento de microbios en los productos alimenticios, lo que evitará el deterioro temprano y los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos.