Los consumidores y las nuevas legislaciones federales están impulsando la adopción de empaques alimentarios que sean respetuosos con el medio ambiente.
Para cumplir con esta demanda, las empresas deben tomar en cuenta el papel vital de la química en el desarrollo de envases ecológicos y sostenibles.
Desarrollar mejores envases implica mucho más que sólo intercambiar materiales plásticos por alternativas verdes:
- Recubrimientos antimicrobianos
- Sensores y etiquetas inteligentes
- Sistemas de envase activo
Todas estas son algunas de las aplicaciones químicas que están transformando el desarrollo de envases sostenibles.
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Recubrimientos para envases
La mayoría de los envases biodegradables se elaboran actualmente con fibras vegetales como pulpa de madera, bagazo de caña de azúcar, hoja de palma y otras fibras naturales.
Si bien han tenido un impacto importante como alternativa al plástico en el sector restaurantero (que tiene una gran demanda de platos, vasos, popotes y cubiertos), desafortunadamente, las fibras naturales no tienen las características de los polímeros, por lo que se utiliza a la química para desarrollar recubrimientos barrera que aporten:
- Rigidez
- Resistencia
- Moldeabilidad
- Protecciones barrera en contra de contaminantes
Actualmente ya se encuentran disponibles películas y recubrimientos comestibles que además de ser sostenibles ofrecen una experiencia única al consumidor.
Envase formulado a partir de ingredientes activos
Los envases activos son sistemas de empaque que integran componentes capaces de absorber o liberar sustancias en los alimentos envasados. Estos componentes realizan acciones clave como:
- Absorción de oxígeno
- Liberación de sustancias antimicrobianas
- Regulación de la humedad
Estos sistemas de envasado pueden eliminar sustancias no deseadas como el oxígeno, el etileno, o determinados olores. En otras ocasiones pueden emitir sustancias capaces de alargar la vida útil del producto como dióxido de carbono o etanol.
Estos envases funcionan a través de reacciones químicas que modifican la composición de los alimentos o que interactúan con los mismos.
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Sensores y etiquetas inteligentes
Los envases inteligentes (o Smart packaging) son capaces de monitorizar el estado de los productos alimenticios, farmacológicos o mercancías sensibles.
La química de alimentos y las tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT) trabajan de manera conjunta para el diseño de sensores que pueden detectar el crecimiento bacteriano, los cambios de temperatura o variaciones en la composición química a través de indicadores visuales.
Las etiquetas inteligentes funcionan con tecnología RFID (Radio Frequency Identification) o NFC (Near Field Communication) y tienen características parcialmente híbridas con chips y sensores integrados.
Este tipo de etiqueta utiliza un código de color para alertar al consumidor cuando, por ejemplo, un cartón de leche se ha vuelto agrio. En el caso de los medicamentos, este tipo de solución indica si el fármaco sigue activo.
Con esta tecnología, fabricantes, minoristas y consumidores pueden conocer el estado de los alimentos, incluso cuando se desconoce que estos han sido expuestos a temperaturas más altas o a contaminantes.
El futuro de la química en la alimentación con envases sostenibles
El envasado de alimentos es esencial para mantener los alimentos seguros durante mayor tiempo. También tiene un rol vital en la reducción del desperdicio alimentario y la disminución de residuos contaminantes.
El futuro del packaging se verá atravesado por la integración de nuevas tecnologías y desarrollos impulsados por la industria química. La meta principal es desarrollar envases que vayan más allá de la contención y protección del producto.
Para lograrlo, las empresas alimentarias y los desarrolladores de envase trabajan tomando en cuenta las normas de seguridad alimentaria, nacionales e internacionales, en materia de sustancias autorizadas, así como los requisitos que deben cumplir los materiales que entren en contacto con los alimentos.