Eastman anunció la construcción de una planta de reciclaje molecular en su sede Kingsport, Tennessee. En esta instalación se convertirán los residuos de poliéster que suelen acabar en basureros y vías fluviales en productos duraderos, creando una economía circular optimizada.
Con la tecnología de renovación del poliéster, la nueva planta utilizará más de 100 mil toneladas métricas de residuos plásticos que no pueden reciclarse con los métodos mecánicos actuales.
Este proceso que utiliza residuos plásticos como materia prima principal es una verdadera solución de material a material. Y no sólo reducirá el uso de materias primas fósiles por parte de la empresa, sino que también reducirá sus emisiones de gases de efecto invernadero de un 20% a un 30%.
La tecnología de renovación de poliéster, una forma de reciclaje molecular o avanzado, nos permite desviar una variedad de desechos plásticos de poliéster, que incluyen materiales como botellas de refrescos, alfombras o incluso ropa a base de poliéster de vertederos e incineradores.
Esto va más allá de las botellas de agua transparentes de un solo uso para incluir productos como botellas de plástico de colores y fibras de alfombras.
Tecnología de reciclaje molecular
A través de las tecnologías de reciclaje circular avanzado, también conocidas como reciclaje molecular, estamos creando valor a partir de los desechos. Estas tecnologías descomponen los desechos en sus bloques de construcción moleculares para que puedan reutilizarse una y otra vez.
De tal manera que se crea una vida útil infinita para los materiales que anteriormente estaban destinados a ser descartados. Proporciona una nueva y poderosa herramienta en la lucha contra el desperdicio de materiales, lo que nos permite reinventar y revolucionar los materiales.
El reciclaje y la economía circular
El reciclaje es apenas uno más de los elementos de la economía circular, pues su concepción va mucho más allá para incluir mediciones precisas de lo que se utiliza y genera en cada etapa del ciclo de vida de los productos.
Los indicadores de circularidad comprenden tres fases:
- Primera fase (producción). Integra la gestión de los recursos y su adquisición circular; el ecodiseño; la simbiosis industrial y territorial; y el enfoque funcional.
- Segunda fase (uso). Comprende la extensión de la vida útil; el uso responsable; procesos de logística inversa.
- Última fase (fin de vida). Demanda la necesidad de dar nueva vida a los productos y materiales.
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