- Se considera desperdicio alimentario a la disminución de la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de minoristas, servicios alimentarios y consumidores (El estado mundial de la agricultura y la alimentación).
El cambio climático se ha convertido en un problema de escala mundial, por ello, instituciones y especialistas se ha enfocado en hacer notar que es necesario realizar cambios de comportamiento desde los hogares para evitar el desperdicio de alimentos.
Páises como España se han dado a la tarea de endurecer sus leyes para poder reducir y prevenir el desperdicio de alimentos. Dicho proyecto de ley fue aprobado por el Consejo de ministros con el objetivo de reducir drásticamente el desecho de alimentos.
Esta nueva ley pretende establecer un modelo de buenas prácticas para evitar el desperdicio de alimentos con actuaciones en toda la cadena alimentaria, desde el origen en el propio proceso de cosecha, hasta los hábitos de consumo en los hogares y en la restauración.
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Crear los alimentos del futuro
A partir de residuos de cítricos, caqui y sandía se busca obtener ingredientes naturales con propiedades de utilidad para la industria alimentaria.
Con este proyecto, los jugadores del sector buscan desarrollar postres lácteos, gominolas, snacks o toppings.
El Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), AINIA y Productos Lácteos Romar participaron en el proyecto VALUÓS, con el que buscan valorización de subproductos agrícolas para obtener ingredientes con propiedades tecnológicas y nutricionales mejoradas.
Este proyecto, que cuenta con el apoyo de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), está desarrollado por un consorcio formado por IATA-CSIC, AINIA, Productos Lácteos Romar y la colaboración de ANECOOP.
En él se investiga la posibilidad de sustituir algunos de los ingredientes estabilizantes/texturizantes habituales en la elaboración de postres lácteos y en gominolas, por extractos ricos en pectina obtenidos a partir de los residuos.
Revalorización del desperdicio alimentario
El Centro INTI-Mar del Plata trabajó en la producción de quitosano a partir de los exoesqueletos de camarones y langostinos, que hasta ahora constituían un desecho de la industria pesquera. El quitosano tiene más de 200 usos posibles.
Entre ellos, un polisacárido catiónico obtenido de la desacetilación de la quitina, y resulta potencialmente adecuado para elaborar recubrimientos para fruta fresca, debido a su cualidad de conservante natural.
La idea es poder aprovechar mejor estos subproductos y, con ello, contribuir a ampliar la economía circular de este sector, obteniendo nuevos productos a partir de los desechos.
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