Científicos de la Universidad e Investigación de Wageningen (WUR) en Países Bajos estudian urgentemente opciones viables para iniciar una "transición a nuevas proteínas" que reducirá la competencia entre humanos y animales por los alimentos y marcará el comienzo de la producción sostenible a escala masiva.
El desafío que estos investigadores han establecido es encontrar formas de aumentar la disponibilidad y diversidad de fuentes de proteínas emergentes como hojas de tomate, hongos e insectos que son aceptadas por una gran parte de la población.
Si bien estas fuentes de proteínas ya son conocidas y utilizadas en la producción de alimentos, la escala aún no es suficiente para alimentar a las masas. Además, no han sido aceptados por completo por la gente y los desafíos de estas fuentes deben ser resueltos. Extraer proteínas de las hojas de tomate es laborioso y producir las cantidades necesarias de proteína de insectos y los hongos no producen las cantidades correctas de proteína necesaria.
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Hojas de las plantas como fuente de nuevas proteínas
Los residuos de cultivos de proteínas altas de las hojas de las plantas son valiosos hasta cierto punto. Estos a menudo no se extraen, se compostan o se utilizan como alimento para animales. Las hojas de todas las plantas, como las de remolacha azucarera o tomate, contienen la proteína rubisco.
Al menos una cuarta parte de toda la proteína en la hoja es rubisco. Esta proteína es esencial para capturar y almacenar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Es fácilmente soluble y no está unido a nada más en la célula, por lo que puede exprimirlo de la hoja”, comentó Marieke Bruins, científica principal, tecnología de proteínas, WUR.
La desventaja de las hojas de tomate es que también contienen toxinas. Los científicos de WUR han desarrollado un proceso patentado para extraer proteínas de las hojas y están probando para ver si el proceso evita que las toxinas entren en el producto final. Cosun, un productor de remolacha, está utilizando actualmente el método para extraer proteínas de las hojas de remolacha azucarera.
Los insectos y sus aplicaciones en alimentos y bebidas
La incorporación de insectos comestibles en los hábitos dietéticos de los consumidores aporta proteínas de alta calidad y diversos nutrientes que son beneficiosos para el metabolismo humano y la salud en general. Los grillos domésticos y los gusanos de la harina amarillos ahora están autorizados en la UE para la venta en formas congeladas, secas y en polvo.
Además, se les permite agregar al pan, barras de cereales, galletas, pasta, sopas, platos a base de vegetales, pizza, bocadillos a base de harina de maíz, bebidas “similares a la cerveza”, mezclas de bebidas alcohólicas, salsas, alternativas a la carne, productos cárnicos, confitería de chocolate y productos fermentados congelados a base de leche.
La aplicabilidad de los ingredientes a base de insectos también se extiende a los aislados de proteínas para la nutrición deportiva. Investigadores estadounidenses de la Universidad de Virginia Occidental están sentando las bases para desarrollar técnicas eficientes de aislamiento de proteínas para grillos, langostas y gusanos de seda.
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