La industria alimentaria siempre se ha caracterizado por estar a la vanguardia tecnológica para ofrecer alternativas innovadoras que satisfagan las expectativas del consumidor. Dentro de lo que es la normatividad vigente, hablar de etiquetado limpio es responder a una llamada del consumidor.
El etiquetado frontal de advertencia se ha hecho tendencia en América Latina, esta nueva implementación ha impactado a las preferencias del consumidor y el concepto de etiqueta limpia su alcance ya que su principal motivo es el de proporcionar algunas ideas para reducir o sustituir algunos de los ingredientes como el sodio o el azúcar.
En el año 2004, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud, encaminó a las industrias de los alimentos, a varios compromisos éticos. Entre ellos, solicitó a las industrias limitar en lo posible ingredientes críticos como son:
- azúcares simples
- grasas saturadas
- ácidos grasos trans
- sodio
- limitar el tamaño de las porciones
El etiquetado limpio en los alimentos en el mundo
Asimismo, la OMS solicitó a las industrias de los alimentos que tuvieran un etiquetado de los alimentos que fuera sencillo. Por lo que la industria de alimento respondió con un etiquetado nutricional que, si bien fue neutro y cuantitativo, de alguna o de otra manera, sentó las bases para lo que conocemos hoy como el etiquetado frontal de advertencia.
En Brasil, por ejemplo, se gestó una nueva clasificación de los alimentos, pero con base a su procesamiento. Esto es la clasificación Nova, donde se clasificó a los alimentos en cuatro categorías según el grado de procesamiento que tiene. El grado número uno es aquel, que son, por ejemplo, ingredientes culinarios que no necesitan mayor presentación hasta lo que son alimentos procesados.
Por otro lado, En Europa, específicamente en Francia, se vio la clasificación Siga, que es de alguna manera una muy similar de lo que es la clasificación. La misión de este etiquetado fue el de encaminar al consumidor de tratar de incursionar en alimentos más saludables. De aquí surge la denominación de “etiqueta limpia”, un concepto donde hay en un listado menos ingredientes y, sobre todo, que el consumidor pueda pronunciarlos o entenderlos de una manera más sencilla.
Los inicios del etiquetado como lo conocemos hoy en día
El pionero en comenzar con la implementación del etiquetado de alimentos fue Ecuador en el 2014, que, si bien es un poco diferente al resto de los países porque es un etiquetado frontal a modo de semáforo, puede decirse que fue la punta de lanza para que todos los demás países se sumaron.
En el 2016 se implementó en Chile. Chile lo que hizo fue un etiquetado frontal un poco diferente, utilizó lo que en México se denominaron octágono negros con un recuadro blanco que en su interior explica lo alto en lo que son los ingredientes azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías. En el 2018 se unió a esta tendencia Uruguay y Perú, con un etiquetado parecido al de Chile y en México se implementó oficialmente a partir del 2020.
Argentina se sumó a esta tendencia recientemente y ha respondido al modelo de perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de Salud. Este modelo de perfil de nutrientes tomó como base la clasificación NOVA. Por ello es importante recalcar que el etiquetado frontal esta ya una tendencia en toda América Latina.
El poder de la información
Actualmente, el consumidor es un consumidor informado, tiene un estilo de vida más sano generalmente. Esta generación que de alguna manera nos ha venido a mostrar la mayor conciencia que debe detenerse entre lo que es la salud, la nutrición, pero también el impacto ambiental, el impacto ambiental se ha convertido en muchas compañías una bandera de impulso.
Dentro del webinar: Etiqueta limpia en la industria moderna de alimentos, Rosa María Ramírez, directora general de Tecnología y Nutrición Aplicada e Ingeniera en Alimentos por la UNAM, explicó que: “es muy importante mencionar que tal vez el etiquetado frontal se está convirtiendo en una tendencia en América Latina. Después de ver los anaqueles con muchos productos que para algunos fueron sorpresas que tenían, por ejemplo, algún halo de muy saludable, de repente apareció con estos sellos que hizo que el consumidor empezara a tener más conciencia”.
“El consumidor actual trata de buscar alimentos seguros y saludables, pero si bien son seguros y saludables, también tienen que ser afines a los valores y principios éticos que se empezaron a gestar en varias generaciones. Los millennials quieren hacer todo eso porque de alguna manera a través de la alimentación pueden contribuir a un mejor futuro”, concliuye Rosa María.
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