Investigadores del Instituto Nacional de Biotecnología e Ingeniería Genética en Pakistán han creado una nueva cepa de Lacticaseibacillus rhamnosus GG (LGG), que puede desarrollarse en leche, con lo que se abren nuevas oportunidades para el mercado de la nutrición infantil. La diferencia de esta nueva cepa es que actualmente se tiene que agregar por separado los productos lácteos.
“La nueva cepa LGG no está modificada genéticamente, lo que permite consumirla y cualquier producto que la contenga sin ningún procedimiento de permiso”, explica Per Saris, profesor de microbiología por la Facultad de Agricultura y Silvicultura de la Universidad de Helsinki, Finlandia.
Anteriormente se realizaron intentos para hacer que LGG se ajuste a la leche a través de la ingeniería genética. Sin embargo, las estrictas restricciones han impedido el uso de estas bacterias modificadas en los alimentos humanos.
¿Cómo funciona la nueva cepa probiótica?
El método utilizado para lograr la nueva cepa de LGG se conoce como conjugación. Es una técnica utilizada por ciertos grupos bacterianos para transferir sus rasgos a otras bacterias. En el proceso, una bacteria produce una copia de su plásmido, una pieza de ADN en forma de anillo en la bacteria.
A continuación, la bacteria transfiere el plásmido a una bacteria adyacente. La propagación de plásmidos, que tienen rasgos útiles para las bacterias, puede ser rápida entre las comunidades bacterianas. En el caso de LGG, el plásmido que proporcionó la capacidad de hacer uso de lactosa y la caseína se originó en una cepa bacteriana lactococcus lactis específica cultivada en el mismo lugar.
La importancia de este desarrollo
La nueva cepa se puede utilizar como punto de partida para el desarrollo de nuevos productos lácteos donde la concentración probiótica aumenta durante la etapa de producción. En otras palabras, el probiótico no necesita ser añadido por separado al producto final.
Además, la nueva cepa LGG puede potencialmente estar mejor equipada para crecer, por ejemplo, en el intestino infantil donde sería capaz de utilizar la lactosa y la caseína que se encuentra en la leche materna, produciendo más ácido láctico que la cepa original.
Debido a la alta demanda los probióticos están emergiendo como ingredientes importantes para apoyar la salud tanto en niños como en bebés. Un estudio de BioGaia encontró recientemente que una combinación de cepas podría reducir la fiebre y el dolor de garganta en niños con faringitis y amigdalitis.
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