Aquí te contamos el protagonismo de la vitamina D

En el organismo humano, la principal función de la vitamina D es el mantenimiento en el suero sanguíneo de concentraciones de calcio y de fósforo, a través de una mejor absorción de estos minerales en el intestino delgado. Sin embargo, a pesar de la fundamental importancia que la vitamina D reviste para los seres humanos, los expertos han advertido que cerca de mil millones de personas acusan deficiencias de esta vitamina y que ello se debe a que los alimentos fortificados con ella son muy pocos.

La deficiencia de vitamina D puede precipitar o exacerbar la osteopenia, la osteoporosis, la debilidad muscular, las fracturas, los cánceres comunes y las enfermedades auto-inmunes, infecciosas y cardiovasculares. También se han recopilado pruebas de que la vitamina puede reducir la incidencia de diversos tipos de cáncer y de la diabetes tipo 1.

 

Niveles

El Instituto de Medicina de Estados Unidos (US Institute of Medicine -IOM) recomienda que los niños, los jóvenes y los adultos de hasta 50 años de edad consuman 200 Unidades Internacionales (UI) de vitamina D por día, equivalentes a 5μg. Los adultos de entre 51 y 70 años deberían consumir 400 UI (10 μg) por día; y los mayores de 71, 600 UI (15 μg) diarias.

En una petición presentada en el año 2007 por la empresa estadounidense Dean Foods, se había solicitado que se permitiera el agregado de vitamina D2 como suplemento dietario en los siguientes niveles máximos:

• 50 UI por cada 100g, en bebidas basadas en la soja.
• 89 UI por cada 100g, en productos elaborados con bebidas basadas en la soja y 330 UI por cada 100g, en productos untables basados en la soja empleados como sustitutos de la manteca.
• 270 UI por cada100g, en productos basados en la soja sustitutos del queso y en los que se elaboran con ellos.

Dado que la vitamina D consumida en altas dosis puede ser tóxica, el IOM fijó como nivel superior de ingesta tolerable a las 1,000 UI diarias en el caso de los bebés y a las 2,000 UI en el caso de niños y adultos.

En su petición, Dean Foods presentó estimaciones de ingesta dietaria resultante de los usos actuales y propuestos y de fuentes naturales de la vitamina D y los comparó con los niveles superiores tolerables de ingesta de la vitamina.

La FDA (US Food and Drug Administration) ha modificado las reglamentaciones sobre aditivos de alimentos para permitir que los alimentos y bebidas basados en la soja sean fortificados con vitamina D. La reglamentación definitiva, publicada en el Registro Federal, responde a una petición presentada en el año 2007 por la empresa estadounidense Dean Foods.

Las reglamentaciones que permiten el agregado directo de ciertos aditivos a los alimentos destinados al consumo humano (21 CFR parte 172) se han modificado para autorizar el agregado de vitamina D2 cristalina (pero no de la resina que se extrae de ella) a las bebidas basadas en la soja y a los productos elaborados con ella, a los productos untables basados en la soja empleados como sustitutos de la manteca y del queso y a los que se elaboran con ellos.

Tras examinar dicha información, la FDA concluyó que “existe razonable certeza en cuanto a que el uso de la vitamina D2 como suplemento dietario no causará daño alguno” en los productos basados en la soja que fueron objeto de la presentación.

Condición reconocida generalmente como segura (GRAS)

En la actualidad se afirma que el uso de vitamina D en los alimentos es seguro, según se prescribe en la reglamentación 21 CFR 184.1950. La vitamina puede utilizarse en:

• Fórmulas de alimentos para bebés y margarina (vitamina D2).
• Jugos de fruta fortificados con calcio y bebidas elaboradas con jugos de fruta (vitamina D3).
• Barras sustitutivas de comidas y otras barras (vitamina D3).
• Bebidas sustitutivas de comidas elaboradas sobre la base de las proteínas de la soja para las dietas de mantenimiento del peso corporal (vitamina D3).
• Quesos y productos elaborados con queso (vitamina D3).

La condición GRAS es aplicable tanto a las vitaminas D2 y D3 cristalinas como a sus respectivas resinas. Sin embargo, la nueva reglamentación (artículo 172.379) que autoriza la fortificación de alimentos basados en la soja con esta vitamina alude solamente a la vitamina D2 cristalina.

Dosis de invierno

Según un estudio, durante el invierno se requieren dosis de vitamina D cuatro veces más altas. Conducida por Susan Sullivan de la Universidad de Maine, la investigación tiene importantes repercusiones con respecto a las consultas sobre la ingesta recomendada de vitamina D, ya que muchos opinan que el nivel actual de cinco microgramos (200 Unidades Internacionales) es insuficiente.

Las ingestas diarias recomendadas de vitamina D son de 200 UI para los adultos de hasta 50 años, 400 UI para los de entre 51 y 70 años y 600 UI para los mayores de 70.

Nuevos estudios publicados en la revista Journal of Nutrition, sin embargo, recomiendan ingestas diarias de 20 microgramos de vitamina D como la dosis ideal para las mujeres residentes en Maine, de entre 20 y 30 años de edad.

La vitamina D refiere a dos precursores biológicamente inactivos: el D3, también conocido como colecalciferol, y el D2, también denominado ergocalciferol. Se dice que el primero de ellos, producido en la piel por efecto de la exposición a las radiaciones ultravioletas (entre 290 y 320 nm), es más bioactivo.

Si bien nuestros organismos producen vitamina D al exponerse a los rayos solares, en algunos países del hemisferio norte no pueden hacerlo porque durante el invierno dichos rayos son demasiado débiles. Por este motivo, muchos de sus habitantes consideran que la mejor manera de aumentar el consumo de vitamina D es a través de suplementos dietarios y de alimentos fortificados.

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Detalles del estudio

Sullivan y sus colaboradores convocaron a 112 mujeres de 22.2 años de edad promedio y les administraron un placebo desde marzo hasta septiembre de 2005. Más tarde eligieron entre ellas al azar quienes, deberían continuar ingiriendo el placebo o un suplemento dietario de vitamina D3 (20 microgramos) por día hasta febrero de 2006.

Los investigadores, al estudiar los niveles de 25-hidroxi vitamina D (25 (OH) D), la forma de almacenamiento “no activa”, descubrieron que entre las 86 mujeres que completaron el estudio, las que recibieron suplementos diarios de vitamina D experimentaron aumentos de 35.3 nanomoles por litro, comparados con los de sólo 10.9 nanomoles por litro registrados en el grupo al que se le administró un placebo.

“La suplementación diaria con 20 microgramos de D3 durante el invierno condujo a óptimas concentraciones de 25(OH) D (de por lo menos 75 nmol/L) en el 80% de los participantes, lo que indica que esta dosis es la adecuada para optimizar la condición de la vitamina D en la mayoría de las jóvenes mujeres residentes en Maine”, concluyen los investigadores.

El aporte de los institutos de medicina

Diversos círculos científicos y públicos han manifestado su interés por el aumento de los niveles recomendados de consumo de la vitamina D, a la luz de las investigaciones que ratificaron sus efectos protectores contra la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

A fines del año pasado, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá anunciaron que promocionarían el desarrollo de un nuevo estudio sobre vitamina D y calcio, tendiente a la determinación de ingestas diarias recomendadas más altas.

El nuevo estudio, que será conducido por el Instituto de Medicina (IOM), comprenderá el examen de la totalidad de los datos científicos disponibles a la fecha.

 

La falta de vitamina D puede producir sobrepeso en los adolescentes

Según un reciente estudio impulsado por el Colegio Médico de Georgia, en Estados Unidos, los adolescentes consumidores de altos niveles de vitamina D suelen acumular menos grasa corporal, particularmente en el abdomen.

Los resultados de un estudio realizado con 650 adolescentes de entre 14 y 19 años indican que solamente los varones de raza blanca consumían los niveles mínimos recomendados de vitamina D, mientras que las jóvenes afro-estadounidenses registraban los niveles más bajos de ingesta de la vitamina y también los más altos porcentajes de grasa corporal y abdominal.

Yanbin Dong e Inger Stallman-Jorgensen, profesionales del Colegio Médico de Georgia, presentaron sus conclusiones en el marco de la 49ª Conferencia Conjunta de la Asociación Cardiológica Estadounidense sobre Epidemiología de las Enfermedades Cardiovasculares, Prevención y Nutrición, Actividad Física y Metabolismo.

El estudio se suma a un número creciente de evaluaciones científicas que coinciden en reconocer los beneficios derivados de adecuados niveles de vitamina D a lo largo de la vida, ya que la deficiencia de esta vitamina se asocia con la osteoporosis, la debilidad muscular, las fracturas, los cánceres comunes, y las enfemedades autoinmunes, infecciosas y cardiovasculares.

"Ya sabemos que alentar a que los adolescentes incluyan una cantidad adecuada de vitamina D en sus dietas contribuirá a que conserven su salud a medida que crezcan y se desarrollen. Ahora necesitamos realizar los estudios necesarios para descubrir si los suplementos de vitamina D que les sugerimos consumir crean una relación causa-efecto entre la ingesta de dicha vitamina y la grasa corporal", expresa Stallman-Jorgensen.

Los resultados revisten especial importancia, ya que la grasa abdominal, también denominada grasa visceral, se ha relacionado con ciertos riesgos para la salud, tales como enfermedades cardíacas, infartos, diabetes e hipertensión.

¿Cuál es el siguiente paso?

Dong y Stallman-Jorgensen afirmaron que el paso siguiente en esta línea de investigación consistirá en determinar la factibilidad de producir píldoras de vitamina D para su consumo diario por parte de los adolescentes. Los resultados se emplearán para facilitar el diseño de un estudio más profundo, destinado a explorar la relación entre la ingesta de vitamina D y los niveles de grasa corporal en los adolescentes.

Con anterioridad, investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia habían informado que cerca del 55% de los adolescentes aparentemente saludables podrían acusar deficiencias de vitamina D y estar más expuestos al riesgo de osteoporosis y a otros problemas de salud en posteriores etapas de su vida. Más del 90% de los adolescentes afro-estadounidenses examinados acusaron bajos niveles de vitamina D. La ingesta diaria recomendada actualmente para los adolescentes es de 400 UI.

“Como seres humanos, la principal fuente de vitamina D debería ser el sol, pero no pasamos suficiente tiempo al aire libre como para beneficiarnos de la exposición a los rayos solares, y cuando lo hacemos, es corriente que estemos vestidos o protegidos con pantallas solares", explica Stallman-Jorgensen.

"Podemos obtener vitamina D de ciertos alimentos, como los pescados grasos y el hígado, pero no se la encuentra en la mayoría de los alimentos de consumo habitual. En este país, la leche se comercializa fortificada con vitamina D. Lamentablemente, los adolescentes no beben leche en cantidades suficientes para cubrir los requerimientos diarios de la vitamina", agrega.