Nairobi, (EFE).- "Cuando Rusia se retira del acuerdo (para exportar grano a través del mar Negro), obviamente los mercados reaccionan y hemos visto una altísima volatilidad", afirmó a EFE la secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCYD), Rebeca Grynspan.
Grynspan, exvicepresidenta de Costa Rica (1994-1998) y jefa de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) entre 2014 y 2021, lamentó en una entrevista con EFE en Nairobi que el índice de precios de los alimentos básicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO, subió un 1,3 % sólo en el pasado julio tras la decisión de Moscú.
"Cómo ha afectado a América Latina específicamente o más granularmente a los países, es muy temprano para decir por qué (...) lo primero que vemos es el impacto en los mercados internacionales", dijo la costarricense, que visitó esta semana la capital keniana para presentar un informe de su organización sobre África.
Grynspan hizo estas afirmaciones después de que Rusia anunciara el pasado 17 de julio la suspensión de los acuerdos alcanzados hace un año con los auspicios de Turquía y de la ONU para la exportación de grano ucraniano y grano y fertilizantes rusos.
"Esta cascada de crisis que hemos enfrentado: la Covid-19, el cambio climático y la guerra en Ucrania han significado que la región (Latinoamérica) ha tenido básicamente un crecimiento extremadamente pobre (...).
Por lo tanto, esto sólo agrava la situación que ya estábamos viendo", lamentó la economista. Así, aunque algunos países latinoamericanos que son grandes exportadores de alimentos se han visto "beneficiados" por la subida de precios, países pequeños y medianos o que consumen muchos fertilizantes, como Brasil, han notado "el impacto negativo".
"Seguimos en contacto con Rusia, con Turquía y con Ucrania (...) Seguiremos haciendo todos los esfuerzos posibles para que las exportaciones ucranianas y las exportaciones rusas lleguen a los mercados (...) para evitar (...) una mayor crisis alimentaria en el mundo", añadió Grynspan.
Falta de un marco estable para resolver la deuda
En un contexto en el que la mitad de las naciones en desarrollo destinan un mínimo del 7,4 % de sus ingresos por exportaciones a pagar la deuda pública externa, la CNUCYD ha señalado la necesidad de reformar una "arquitectura de la deuda inadecuada".
"Sólo tenemos mecanismos 'ad hoc' para lidiar con la reestructuración de la deuda cuando un país entra en problemas de pago (...) No tenemos un marco internacional acordado a través del tiempo", aseguró a EFE la secretaria general.
Grynspan celebró dos importantes medidas tomadas por el Grupo de los Veinte (G20, países desarrollados y emergentes), que decidieron en 2020 suspender durante dos años el pago de intereses para los países más pobres y crear un Marco Común Para el Tratamiento de la Deuda.
Sin embargo, ambas medidas presentaron limitaciones y no lograron aportar una solución a largo plazo para los problemas de endeudamiento que afectan al menos a 52 países o cerca del 40 % del mundo en desarrollo.
Mientras la suspensión no implicaba una "reestructuración de la deuda" y dejaba a los países con los mismos pagos pendientes, el Marco Común no es suficientemente ágil -con negociaciones que duran años- y acogerse a él hunde aún más la clasificación de riesgo de los Estados para los inversores, entre otros problemas, apuntó.
Por este motivo, según la agencia liderada por Grynspan, es necesario cambiar un sistema financiero internacional "asimétrico", en el que los países africanos pagan una media de cuatro veces más por préstamos que los Estados Unidos y ocho veces más que las economías europeas más ricas.
Más inversión en renovables para países en desarrollo
No sólo la deuda golpea a algunos de los países menos desarrollados del mundo, recalcó la jefa de la CNUCYD, sino que esas mismas naciones se encuentran, en muchos casos, en la primera línea de la crisis climática, a la vez que son ignorados por los inversores en energías renovables.
Para impulsar la transformación del sector energético en esos países, Grynspan subrayó que "hay que escalar las inversiones privadas".
"Para ello -concluyó- necesitamos marcos regulatorios y transparentes adecuados en los países de destino pero también (...) que eso se combine con una mayor escala de recursos que vengan de los bancos de desarrollo internacionales y regionales", como el Banco Mundial.
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