El esquema Nutriscore ya está despertando inquietud y controversia en diferentes ámbitos y subsectores de la industria alimentaria, aunque todavía no se ha incorporado de forma masiva a los alimentos que se venden en toda Europa, .
Dicho esquema consiste en añadir una etiqueta con un código de letras y colores en la parte frontal de los envases de los productos alimentarios con un doble fin:
- Informar al consumidor sobre la calidad nutricional global de los alimentos. Facilita al consumidor el entendimiento de la calidad nutricional de los alimentos y le capacita en para la comparación de productos.
- Impulsar a los fabricantes a la elaboración de productos con mejor composición nutricional. Ya que la incorporación de Nutriscore influirá en la decisión de compra, resultará en un impacto sobre las ventas y los resultados de las empresas del sector.
Con este sistema se pretende que los consumidores elijan los productos “más saludables” sobre los menos.
Sin embargo, para participantes procedentes del ámbito de la nutrición, pymes y asociaciones de consumidores, este planteamiento podría ser demasiado simplista, por lo que la decisión de compra se vería afectada por un sistema a priori tan inteligible para el consumidor, lo que ha generado dudas sobre su efectividad.
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Europa se niega a la implementación del Nutriscore
Este sistema, que se pretende implementar en toda Europa, fue desde su nacimiento controvertido ya que el algoritmo que marca el semáforo de Nutriscore no atendía muchos criterios.
Herbert Dorfmann, eurodiputado del Parlamento Europeo y ponente de la estrategia de la Unión Europea de la granja a la mesa, calificó este sistema de etiquetado como “demasiado simple” al cometer lo que para él son “errores evidentes” al aventurarse a proclamar lo que es saludable y que no.
Por lo que Dorfmann recomendó que, antes de hacerlo extensivo a Europa, el sistema sea evaluado por su resultado sobre los efectos en la salud del consumidor en los países (Francia, Bélgica, Alemania) que ya lo han introducido en su plan nutricional nacional.
Por otro lado, Ramón Estruch, catedrático de la Universidad de Barcelona, busca que existan soluciones individualizadas para cada ciudadano frente a la unificación que propone Nutriscore.
“Este sistema se enfoca en lo que es malo en un alimento; el algoritmo calcula su calificación, otorgando un 40% de peso a los efectos negativos de un alimento y solo un 15% a los efectos positivos”, concluyó.
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