El 5 de junio se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada (INDNR). La cual representa una amenaza significativa para:
- sostenibilidad de los océanos
- biodiversidad marina
- comunidades costeras
- medios de vida que dependen de la pesca
Esta actividad, realizada al margen de los estándares y responsabilidades establecidos por los instrumentos internacionales, mina los esfuerzos de conservación y gestión sostenible de los recursos pesqueros.
De acuerdo con Javier Villanueva, Oficial Principal de Pesca y Acuicultura para América Latina y el Caribe de la FAO, el concepto de pesca INDNR abarca componentes amplios y complejos que a menudo se solapan.
Este carácter multifacético plantea retos significativos en su implementación. Comprender y definir operativamente cada uno de sus aspectos es un primer paso crucial para adoptar medidas eficaces que mejoren la ordenación pesquera, considerando las particularidades de los sistemas jurídicos, de gestión, institucionales, operativos y de gobernanza.
Las consecuencias de una pesca ilegal, no declarada y no regulada
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es responsable de la pérdida de 11 a 26 millones de toneladas anuales de pescado. Lo que equivale a un valor económico estimado de 10 000 a 23 000 millones de dólares.
Para reducir este impacto, la meta 4 del Objetivo 14 de la Agenda del Desarrollo Sostenible de la ONU, insta a la comunidad internacional a regular eficazmente la explotación pesquera. Y poner fin a la pesca excesiva, ilegal, no declarada y no regulada y a las prácticas pesqueras destructivas para 2020.
Lograr este ambicioso objetivo se requiere una enorme labor de concienciación para captar la atención del público general sobre los impactos negativos de las actividades pesqueras ilegales, no declaradas y no reglamentadas.
Finalmente, se estima que 1 de cada 5 peces capturados proviene de la pesca ilegal o irregular. Cuando ese pescado termina en nuestros platos, somos cómplices involuntarios de prácticas insostenibles y, a menudo, delictivas, que dañan nuestro bienestar futuro y la sostenibilidad de nuestro planeta.
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