El Cairo (EFE).- La inseguridad alimentaria en el norte de África y Oriente Próximo ha aumentando de forma “preocupante” como consecuencia de los conflictos, la pandemia y la guerra en Ucrania, puesto que esta región importa alrededor del 50 % de los alimentos que consume, alertó hoy la FAO, Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación.
Según el informe anual de la FAO presentado hoy y elaborado con otras cinco agencias de la ONU, alrededor de 53,9 millones de personas en el mundo árabe sufrieron “inseguridad alimentaria severa” en 2021, lo que representa un incremento del 55 % respecto a 2010, además de un aumento de 5 millones de personas en relación al año anterior.
Estas cifras podrían aumentar significativamente si no se adoptan políticas para hacer frente al problema, como diversificar las fuentes de importación de comida, dijo en una rueda de prensa en El Cairo el subdirector general de la oficina regional de la FAO, Abdulhakim Elwaer.
“La continua guerra en Ucrania interrumpió aún más las cadenas de suministros e hizo aumentar los precios del grano, fertilizantes y de la energía. Como la región depende fuertemente de comida importada para suplir sus necesidades de seguridad alimentaria, estas crisis han afectado a los países árabes de forma desproporcionada”, apuntó Elwaer.
En este sentido, aseguró que la inseguridad alimentaria en la región ha aumentado porque a estos “choques externos” se han sumado un aumento de los precios aduaneros y, por ende, un incremento en el coste del producto final.
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Informe sobre inseguridad alimentaria
De acuerdo con el informe, la protección comercial en muchos de los países árabes es “alta” y creció en la última década, puesto que el arancel medio aplicado a los alimentos importados se duplicó entre 2010 y 2019.
Ejemplo de ello son los aranceles “extremadamente altos” en Egipto, donde alcanzaron el 175 % en 2019; en comparación con Emiratos Árabes Unidos (44,8 %), Baréin (46,6 %) y Kuwait (32 %).
Gran parte del grano importado por estos países, además, proviene de Ucrania y de Rusia, por lo que el informe recomendó diversificar más las fuentes de importación y confiar en el comercio regional para evitar este tipo de choques externos.
Debido a la escasez de recursos naturales, específicamente de tierras (fértiles) y de agua, el cambio climático y la creciente frecuencia de clima extremo, la región es en gran medida incapaz de alimentar a una creciente población con productos locales y se ve obligada a importar”, lamentó Elwaer, que recordó que la mitad de los alimentos consumidos en la región son importados.
En este sentido, indicó que el comercio puede contribuir a reducir el precio de los alimentos para hacerlos más accesibles “particularmente para las poblaciones más vulnerables”, así como para dotar a las personas de dietas “más variadas” con productos que no pueden ser producidos localmente.
Así, el informe recomienda reducir las aduanas para facilitar el comercio, mejorar la transparencia, coordinar políticas, además de desarrollar nuevas zonas de libre comercio, entre otros.
“Ante esta situación, es poco probable que la región consiga el objetivo de ‘cero hambre’ para 2030”, lamentó el subdirector general de la oficina regional de la FAO.
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