El cambio climático ha emergido como uno de los principales retos para la seguridad alimentaria mundial, impactando tanto los cultivos como la producción de ganado.
A medida que las temperaturas globales continúan aumentando, los sistemas agrícolas enfrentan una serie de desafíos que ponen en riesgo la estabilidad del suministro de alimentos.
Desde la alteración de los patrones climáticos hasta la mayor incidencia de plagas y enfermedades, los efectos de este fenómeno son cada vez más visibles, afectando no solo la productividad, sino también la calidad y disponibilidad de los alimentos.
Es posible que la inflación de los precios de los alimentos haya disminuido, pero las amenazas relacionadas con el clima pueden hacer que los precios de los comestibles se disparen en un futuro próximo.
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Impacto en los cultivos
Uno de los impactos más significativos del cambio climático en los cultivos es el cambio en los patrones de precipitaciones. Regiones que anteriormente contaban con un clima favorable para la agricultura ahora experimentan sequías prolongadas o lluvias torrenciales. Estas alteraciones dificultan el manejo del agua, esencial para el crecimiento de las plantas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los cambios en los regímenes de lluvias afectan gravemente la capacidad de los agricultores para planificar las temporadas de siembra y cosecha, lo que genera una mayor inestabilidad en la producción.
Las olas de calor extremas también representan un desafío para la agricultura. Las plantas, especialmente los cultivos de alimentos básicos como el trigo, el maíz y el arroz, son extremadamente sensibles a las temperaturas elevadas.
Las temperaturas superiores a los 30°C durante las fases críticas del crecimiento, como la floración, pueden reducir drásticamente el rendimiento de los cultivos. Estudios recientes han demostrado que, por cada grado adicional de calentamiento, el rendimiento de los cultivos básicos puede disminuir entre un 5% y un 10%, lo que podría tener un impacto devastador en la seguridad alimentaria mundial.
Otro efecto adverso es el aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Aunque el CO2 es un componente esencial para la fotosíntesis, el exceso de este gas provoca cambios en la calidad nutricional de las plantas.
Efectos del cambio climático en la ganadería
La producción ganadera también se ve gravemente afectada por el cambio climático, principalmente debido a la disminución de la disponibilidad de forraje y agua, además del estrés térmico que sufren los animales.
En muchas regiones del mundo, las sequías y la desertificación están reduciendo las zonas de pastoreo y disminuyendo la calidad del forraje disponible. Esto provoca una menor productividad en la producción de carne y leche, afectando tanto a pequeños ganaderos como a grandes industrias.
El estrés térmico es otra consecuencia importante. Los animales, al igual que los humanos, tienen un umbral de temperatura para mantenerse en condiciones saludables.
Las altas temperaturas pueden reducir la eficiencia reproductiva y la producción de leche en vacas, así como aumentar las tasas de mortalidad en aves y cerdos.
De hecho, se estima que el estrés térmico ya causa pérdidas significativas en la producción ganadera global, con especial énfasis en regiones tropicales y subtropicales.
Además, el cambio climático también fomenta la propagación de enfermedades. A medida que aumentan las temperaturas y cambian los patrones de humedad, los vectores de enfermedades, como mosquitos y garrapatas, encuentran condiciones más favorables para reproducirse.
Finalmente, el aumento de los precios de los alimentos como consecuencia de las menores cosechas y la mayor demanda exacerba las desigualdades globales, afectando de manera desproporcionada a los países en desarrollo.
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