La historia de la Guía Peñín en España comenzó en 1990 con el objetivo de catar vinos para proveer información destacada sobre etiquetas y bodegas tanto a aficionados como a profesionales del vino alrededor del mundo.
Aunque la Guía aterrizó en México en 2010, fue hasta 2013 cuando comenzó a editarse con una versión sobre el vino mexicano. Desde entonces, cada año dan a conocer los puntajes de cata sobre vinos de todo el país, lo que ha demostrado que la calidad del vino mexicano está en su apogeo.
Además de estar disponible para los suscriptores premium de la Guía Peñín a través de su portal en línea, también se encuentra en formato flipbook y como archivo descargable.
Guía Peñín de los Vinos de México 2024
La Guía Peñín de los Vinos de México 2024 reúne los puntos que justifican la situación actual de los vinos que se producen en el país.
Además de analizar tendencias y presentar mapas ilustrativos para entender el panorama actual a detalle, permite identificar oportunidades que contribuyan a mantener el crecimiento que esta industria ha tenido en los últimos años.
La guía también presenta fichas con información sobre la superficie dedicada a la producción vinícola en el país, las variedades de uvas cosechadas, las fechas de vendimia, climatología y producción media anual, entre otros datos.
Las bodegas que se encuentran en la guía aparecen ordenadas alfabéticamente dentro de la zona vinícola en la que se ubican respecto a su geografía. Respecto a los vinos, se incluyen datos de crianza, cosecha y marca. La Guía Peñín de los Vinos de México 2024 es a día de hoy la Guía de Vinos Mexicanos más completa del mundo.
“Es un honor estar un año más en México y sobre todo, ir viendo cómo va creciendo el vino mexicano”, comentó Adolfo Gatell, director general de la Guía Peñín, durante la presentación de esta edición en la Ciudad de México.
Seguro te interesa: Vino mexicano es reconocido por la OIV
El muestreo de los Vinos de México 2024
Para su nueva edición, la Guía de Vinos de México incluye información sobre 410 vinos mexicanos que fueron catados por un panel de especialistas del sector:
- 69% tintos --> 285 ejemplares
- 18% blancos --> 76 etiquetas
- 11% rosados --> 47 vinos
- 2% espumosos --> 7
Al respecto, Rocío Amador, directora de la Guía Peñín en México, habló de lo que diferencia a esta guía de otras:
“Cuando empezamos a captar vino mexicano en 2013 como Guía Peñín los vinos no eran como hoy en día. Recibíamos muchos vinos con defectos; ahora hemos llegado al punto en que esta cantidad de defectos se ha reducido al mínimo y estamos encontrando muchísimas virtudes en el vino mexicano, hemos visto cómo ha ido evolucionando año tras año”, expresó.
“Algo que hemos hecho como guía Peñín y que nos distingue, es que cuando las bodegas o las vinícolas reciben sus puntuaciones, no solo obtienen una puntuación, sino que pueden saber a qué se debe por las notas de cata y eso les va dando una idea de cómo van, de qué es lo que están haciendo bien y qué es lo que podrían mejorar; esta retroalimentación es muy positiva y las bodegas pueden pedir su histórico”.
Te invitamos a leer: El vino mexicano tiene calidad para competir ante el mundo
Convocatoria nacional, para enaltecer al vino mexicano
Respecto a los estados productores de vino nacional, este fue la participación que cada uno tuvo en la edición 2024 de los Vinos de México:
- 13 de Aguascalientes
- 247 de Baja California
- 9 de Chihuahua
- 78 de Coahuila
- 36 de Guanajuato
- 29 de Querétaro
- 3 de San Luis Potosí
Metodología de puntaje de la Guía Peñín
Para establecer un criterio internacional sobre la calidad que se detecta en los vinos que aparecen en la Guía Peñín, se han acordado estos puntajes:
- Menos de 80 puntos: se trata de un vino con defectos, por lo que no se recomienda al consumidor
- Entre 80 y 84 puntos: es un vino poco recomendable con algún defecto entre sus matices
- De 85 a 87 puntos: se trata de un vino aceptable que responde a exigencias sencillas, sin defectos ni virtudes
- Entre 88 y 89 puntos: se trata de un buen vino, equilibrado, que representa lo que se espera de su tipología, destaca por su vinificación o crianza, pero aún no aporta de forma nítida los valores del terruño
- De 90 a 94 puntos: es un vino excelente, con matices propios del terruño y elaboración cuidada que le hace destacar
- De 95 a 100 puntos: es un vino excepcional que sobresale entre los de su tipo, añada, y tipicidad de manera impresionante. Suele ser complejo y estar fuera de los estándares comerciales
“2012 fue el primer año en que hicimos un ejercicio de cata en México sin hacer una guía como tal, tuvimos en promedio 85.6 puntos. Recuerdo que en aquel momento fueron exactamente 70 vinos los que catamos”, indicó Rocío Amador.
“En 2014 quedamos en 85 puntos; después, el promedio subió 86. En 2017 pasamos a 88.47 y así hay variaciones hasta hoy, en 2024, que estamos en los 88.65 en promedio. Cada punto que se da en Guía Peñín se toma muy en serio”, aseguró.
Esto es relevante, sobre todo si se considera que entre los resultados de la Guía Peñín de los Vinos de México 2024 se encuentran:
- 228 vinos entre 80 y 90 puntos
- 187 están por encima de los 90
- 2 alcanzaron 94
“Me emociona mucho estar dando esta cata hoy aquí y hablando de estas puntuaciones. Me siento súper orgullosa de lo que están haciendo los productores y de que estemos llegando a estos resultados”, compartió Amador.
La calidad del vino mexicano con el aval de la Guía Peñín
Esta puntuación demuestra que año con año, el vino mexicano está aumentando su calidad. Para entender los factores que han influido en la evolución de su calidad, se toman en cuenta rubros como los siguientes:
- “Socialización” de elaboración y consumo de vino. En referencia a aquellas zonas en México que han llegado a organizarse para compartir conocimientos y experiencias que permeen a otros. Eso ha hecho que quienes tienen menos experiencia den un salto con el apoyo de quienes son más experimentados.
- Líderes clave. Figuras y personalidades en la industria que han promovido la elaboración del vino mexicano mientras motivan e impulsan a sus colegas y fomentan la continuidad en la transmisión de conocimientos.
- Profesionalización enológica. Tomar en serio la capacitación académica de enólogos nacionales y extranjeros que llegan a asesorar bodegas mexicanas: “Ha sido muy valiosa esa ola de nuevos cursos con formación académica que han llegado desde Argentina, Chile y España a distintas zonas de México. Su experiencia ha influido en la calidad porque vienen con estándares que han hecho que se ordenen y mejoren los procesos para elaborar el vino en México”, declaró Rocío Amador.
- Edad del viñedo. En 2012, que la Guía Peñín comenzó a realizar catas para evaluar la calidad del vino mexicano, los viñedos aún no tenían suficiente madurez. El tiempo transcurrido ha actuado en favor de la calidad.
- Agrónomos. “En México todavía tenemos el reto de poner mayor atención al viñedo. Mucho de lo que pasa en las bodegas es que se espera que el enólogo haga el trabajo del agrónomo, pero no necesariamente tienen todo el conocimiento a fondo técnico y en México se ha visto como si fueran uno solo. Creo que, hasta ahora, muchos vinos se diseñan en la bodega y es importante diseñarlos desde el viñedo. En la medida en que han llegado más agrónomos a los distintos estados productores de vino en México, las bodegas contratan un agrónomo de planta y ese agrónomo sigue una comunicación con el enólogo, hay un grandísimo salto porque pueden diseñar juntos el vino. El enólogo va a imaginarlo, le cuenta al agrónomo y van a saber a qué grados Brix deberían vendimiar, cuántas hojas dejar y cuándo regar para llegar a tener la uva que el enólogo requiere para el vino que está pensando elaborar, todo eso se nota”, aseguró Amador.
- Apuesta por la tecnología. Cuando las bodegas adquieren equipo e invierten en mejorar sus herramientas tecnológicas, también hay mejoras claras en la calidad del vino; sobre todo, porque se reducen los defectos. En el caso del vino mexicano, uno de los principales defectos a controlar es la acidez volátil. Sobre esto, Amador comentó que: “es algo muy curioso, porque vinícolas o bodegas que han cambiado de enólogo o de asesor o han comprado equipo, lo notamos en la cata porque de pronto da un subidón de tres puntos en su calificación”.
- Proveedores. En 2012 que comenzó el trayecto de la Guía Peñín en México y desde antes, para comprar un equipo, levaduras o barricas, se tenían que buscar en el extranjero y hacer importación con lo eso implicaba. “Hoy en día los proveedores llegan a México y van a venderte en cada zona vinícola; esa facilidad de tener proveedores en México también ha influido en que la calidad mejore”, proclamó Amador.
- Comprensión/Adaptación de variedades. Aunque aún no hay variedades de uvas recomendadas para el país, la madurez que la industria ha alcanzado apunta a que ya es momento de comenzar a pensar en ello. Actualmente, cada zona y bodegas identifica con qué variedades trabaja mejor, cuáles se adaptan más de acuerdo a su clima, suelo y altura, por lo que se obtienen uvas y semillas de mejor calidad. “En México se cultivan más de 50 variedades de uvas con más de 100 en estudio, predominando las tintas de origen francés como cabernet sauvignon y merlot, y las blancas como chardonnay y sauvignon blanc”, así lo señala la Guía Peñín en un comunicado.
- Aprovechamiento de “nuevas” zonas de producción. En muchas de las zonas de México se ha plantado viñedos sin hacer estudios previos de zonificación vinícola. Aunque está pendiente determinar cuáles serían las nuevas zonas ideales de producción, en las zonas que han aprovechado estas ventajas, se ha notado un aumento en la calidad: “Pongo como ejemplo a los estados en los que las temperaturas han ido subiendo en relación al cambio climático, están buscando zonas con mayor altura que van a tener climas típicamente más frescos como Baja California, que la mayoría de sus viñedos estaban en el valle de Guadalupe; ahora las bodegas están comprando en Ojos Negros que está a 700 metros sobre el nivel del mar, comparado con el Valle de Guadalupe que está a 200, o en San Vicente, que por la cercanía al mar, da mucha mayor frescura. En México aún no ocurre lo que en otros países de Europa, donde determinan si la añada fue buena o excelente; todavía no llegamos a ese punto porque como en las distintas zonas hay tantas variedades tan distintas, el clima de ese año no va a influir de la misma manera en las 15 variedades que se tengan plantadas en esa zona”, expuso Amador.
- Incremento del número de Bodegas. A mayor oferta, mayor competencia. Esto aumenta los esfuerzos entre las bodegas para obtener cada vez mejores resultados en ventas, por estar mejor posicionado en cuanto a reputación que otras bodegas, en ganar mayor visibilidad en concursos para obtener mejores puntuaciones, más medallas y aspectos que resulten atractivos, que generen presencia en medios y se viralicen en redes sociales.
- Consumidores más informados/Paladares más exigentes. Ante la comparativa internacional, la apertura de la información, y las crecientes oportunidades para degustar vinos cada vez mejores, los consumidores cada vez desean mejores productos. Además, ahora tienden a ser más viajeros y exploradores, desean experimentar nuevas sensaciones, por lo que las botellas con etiquetas de medallas obtenidas en concursos internacionales se convierten en un guiño hacia esa exigencia que han desarrollado.
- Comparativa internacional. Al verse compitiendo con vinos de todo el mundo en paneles de catas a ciegas donde lo único que se juzga es que el estilo que ostentan corresponda a lo que saben, las bodegas se someten a parámetros claros para mejorar su calidad.
La apuesta del Consejo Mexicano Vitivinícola por la calidad del vino mexicano
La constancia con la que se ha trabajado a distintos niveles en la industria del vino mexicano ha logrado dejar huella en su calidad y reconocimiento.
Mientras que la Guía Peñín admite que se toman muy en serio sus calificaciones, pero cualquier punto adicional por encima de los 90 tiene aún mayor importancia, se puede entender que no se trata sólo de aparecer en la guía como una meta, sino de encontrar el compromiso constante para aspirar a la excelencia a través de la mejora continua.
Así es como Salomón Abedrop, Presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola, visualiza el horizonte del vino nacional:
“Como ustedes saben, el vino mexicano está entrando en una etapa de competencia durísima en el mercado marcada por dos factores fundamentales: uno de ellos es el tipo de cambio que tiene nuestro peso”, y explica: “los vinos que entraban a México hace tres años y se vendían a $200, hoy se venden a 170. Eso ha hecho que cualquier productor mexicano que vendía un vino competitivo a $200, ahora por inflación lo vende a $210 o $220, así que está fuera de competencia contra aquel que está en $170… el tipo de cambio nos ha pegado muy duro y lo que hemos tenido que hacer cuidadosamente los productores mexicanos es priorizar la calidad y darle al consumidor lo que está buscando”.
“Estamos trabajando en la calidad y en la mejora constante en todos los viñedos en México, en todas las bodegas. Nuestro objetivo central es posicionar al vino mexicano en un punto en donde el consumidor esté satisfecho por cada peso de lo que está pagando por el vino mexicano. Y no es que lo tengamos que vender más caro, es que tenemos que adecuarnos a sistemas de costos”
“Participamos como podemos en el mercado y justo es buscando un nicho de calidad. Nos hemos puesto a buscar la calidad como punto central de nuestros vinos. Estamos en guías como esta y estamos yendo a concursos con la gran noticia de que nuestros vinos están trayendo medallas y mejorando en puntajes”.
“En centros de consumo y mayoreo, el 34% de las botellas que se vende corresponde a etiquetas de vino mexicano. O sea, hace 20 años, una de cada diez botellas de vino que se abrían estaba hecha en el país, hoy es una de cada tres, y aspiramos a que sea una de cada dos”, concluyó.
Actualmente, en México existen más 400 bodegas de vino y el consumo per cápita de esta bebida es de 1,2 litros.
No dejes de ver: Vino mexicano celebrará su día nacional este día