Washington (EFE) - El científico paraguayo Bryan González ve en el cultivo de carne porcina como el que supervisa en un laboratorio de Nueva Jersey (EE.UU.) una alternativa que puede contribuir al abastecimiento de esa importante fuente de proteína, y de paso aliviar la demanda de tierras para la ganadería.
González, doctorado en biología médica y metabólica, es el científico principal y gerente de la empresa Fork and Goode, y desde su posición gestiona la obtención de la autorización por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos que le permita la comercialización del producto de sus cultivos que, por ahora, se reducen a unos kilogramos.
"Hasta ahora nuestra producción es limitada, pero yo tengo esta visión de plantas, instalaciones mayores con tanques como los que uno encuentra en las destilerías, para una producción de escala comercial”, dijo González en entrevista con EFE.
Una aseveración que tiene como sustento la autorización dada esta semana por la FDA a la firma GOOD Met de California que le abre las puertas a la comercialización de su carne de pollo cultivada en laboratorio.
Previamente, la compañía Upside Foods había obtenido permiso para vender su carne de pescado cultivada y actualmente más empresas que buscan abastecer el mercado con este tipo de productos aguardan las respuestas de la FDA y del Departamento de Agricultura.
“Hay ahora en el planeta más de 8.000 millones de personas y hacia 2040 habrá más de 9.000 millones lo cual significa una demanda creciente de carnes en todo el mundo”, señaló el científico, quien recuerda que “la carne es una de las principales fuentes de proteína en la dieta" humana.
González defiende que las carnes cultivadas ayudarán a nivel mundial a aliviar la presión sobre la agricultura y la ganadería, golpeadas por el cambio climático.
Al mismo tiempo que hay una mayor demanda de tierras cultivables, la Organización de las naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señala que el sector ganadero genera un 18 % más de gases de efecto invernadero, medido en su equivalente en dióxido de carbono, que el sector del transporte.
“La demanda creciente de producción y consumo de carnes plantea cuestiones relacionadas con el ambiente, la ética en el tratamiento de los animales, y la salud humana”, afirmó González. “El cultivo de carne en laboratorio es una alternativa, que no sustituirá la producción tradicional pero puede contribuir a atender la demanda”, agregó.
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En el inicio, una biopsia
“El proceso es sencillo”, anotó el científico principal de Fork and Goode, compañía que ha enfocado su trabajo de laboratorio, y su consecuente perspectiva comercial, en el cultivo de carne porcina, que en su versión molida es uno los productos cárnicos más comunes en las tradiciones culinarias de Asia a América Central.
“Con una biopsia se extrae tejido de músculo, sin que eso dañe al animal, y luego en un medio de cultivo y con algunos ingredientes las células se multiplican sin que se pierda el valor nutritivo”, agregó González, sin revelar muchos detalles por haber en curso un trámite de patente y la autorización gubernamental.
El científico señala que el producto luce como carne molida y agrega que quienes lo han probado, en preparaciones como tacos y bollos rellenos, lo encuentran con el mismo sabor y textura que la carne de cerdo tradicional.
Hasta 2022, Singapur y Estados Unidos eran los únicos países que habían aprobado el consumo de carne hecha a base de células, alrededor de la cual hay una industria aun incipiente y que en el mercado estadounidense no podrá distribuir sus productos de forma masiva hasta en unos años.
Pero lo cierto es que ya hay empresas que trabajan con este mismo concepto en países de América, Asía y Europa.
Foto: EFE/ Novartis International
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