El sistema de atmósfera modificada extiende la vida de los productos frescos. ¿Qué particularidades tiene este sistema de envasado al aplicarse en frutas y verduras? Las frutas y verduras comienzan su proceso de putrefacción apenas iniciada la cosecha. Su desprendimiento del lugar de origen, sumado a su interrelación con el medio a donde se lo traslada, acelera su descomposición y deshidratación. Por eso es importante el tipo de envase que lo protege. Sin dudas, el consumidor siempre optará por aquellos paquetes que contengan frutas o verduras en buenas condiciones organolépticas, y para ellos hay que garantizar su conservación. Mientras que la mayoría de los materiales de empaque están diseñados para erigir barreras al intercambio de gases (exclusión de oxigeno, por ejemplo), los vegetales frescos cortados prefieren una "compuerta" que puede batir en cualquier dirección para minimizar la posibilidad de anaerobiosis respiratoria que conduzca a malos olores. Para el envasado de frutas y verduras es ideal el sistema de atmósfera modificada, que trata de reducir la tasa de respiración y no tratar de alterar las reacciones que llevaría a posibles reacciones adversas. La "compuerta" o tasa de permeabilidad al gas puede bajarse ligeramente para permitir la entrada de una cantidad limitada prescrita de aire conteniendo oxígeno del ambiente exterior, mientras que se sube ligeramente para proporcionar escape al exceso de dióxido de carbono, vapor de agua, calor, y otros metabolitos como el etileno. Cada fruta o vegetal tiene su propia óptima tasa de respiración. Reduciendo la tasa de respiración del producto, se puede demorar el proceso de maduración o envejecimiento. Hay muchos tipos de películas protectoras de frutas y verduras, cada tipo tiene su propia tasa de transmisión de oxígeno. Si esa tasa es demasiado alta, producto tomará un color marrón; si es demasiado baja, el producto se descompondrá antes de tiempo. Habitualmente, el embalaje de un producto vegetal individual se puede hacer con dos películas de polietileno termocontraíble perforadas o con una película de poliolefina termoretraíble micro perforada. Para que la aplicación elegida envuelva bien al producto, el paquete debe pasar por una máquina donde se le da forma y luego libera los esfuerzos residuales introducidos durante el proceso de fabricación, donde también se encoje y ajusta la película. Los pequeñas perforaciones permiten en primera instancia el escape de aire para que la película quede adherida al producto y en segunda instancia, el paso de oxígeno, con lo cual el producto continúa viviendo. A su vez existen recubrimientos que reducen la condensación de humedad que dificulta la visualización del producto y que influye en la elección del consumidor. Cada vez más, los aditivos antiniebla son añadidos en la formulación antes de extruir la película soplada o colada. El resultado final es un empaque con alto brillo que resulta atractivo y seguro para el consumidor. Fuentes: abc-pack y plaen.blogspot.com