22 de Noviembre de 2024

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Uso y consumo de envases de plástico

Redacción THE FOOD TECH®

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De acuerdo con un estudio de PMMI en los próximos años el material preferido para empaques será el plástico porque éste permite crear un packaging más ligero y ecológico, asimismo se dará un rápido crecimiento de los flexibles

El sector E+E en México es uno de los más importantes para la industria del plástico. De acuerdo con datos proporcionados por la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac) los segmentos de este mercado se dividen de la siguiente manera:

-          Envase / 48%
-          Consumo / 23%
-          Construcción / 11%
-          Eléctrico – electrónico / 6%
-          Muebles / 4%
-          Automotriz / 4%
-          Industrial / 2%
-          Agrícola e industria médica / 1% cada una

Consumidores y la tendencia verde

De acuerdo con un reporte del Packaging Machinery Manufacturers Institute (PMMI), la tendencia verde en el mundo impulsa cambios en los hábitos de los consumidores donde el plástico será el punto de partida de nuevas tecnologías, así como envases más ligeros y sustentables.

El estudio señala que en los próximos años el material preferido para empaques será el plástico, porque éste permite crear envases más ligeros y ecológicos; se dará un rápido crecimiento de los envases flexibles y como resultado, habrá nueva maquinaria para envasado y se minimizará el envase secundario para bajar costos y reducir la huella de carbono.

Destaca el informe que la botella de plástico será el principal interés de empresas de productos de consumo que busquen incrementar ventas y presencia de marca.

De esta manera, añade el documento, se pronostica un crecimiento de este mercado mayor a 20 mil millones de dólares para el año 2020, y estará liderado por el plástico y la botella.

Dentro de la industria, a nivel mundial el plástico tiene actualmente una participación de 55%, seguido del aluminio (35%), vidrio (18 %) y papel (5 %).
El reporte especifica que la industria del plástico impulsará el surgimiento de tecnologías para envase verde, amigable con el medio ambiente y biodegradable.

“El envase flexible será el favorito, pues tendrá un porcentaje de crecimiento entre 2010 y 2020 de 105.9%, a través de equipo nuevo que ha logrado que sea rentable en operaciones de gran volumen”, detalla.

México y la forma de mirar el plástico

Desde el 19 de agosto del año pasado, fue publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el decreto sobre la Ley de Residuos Sólidos que prohíbe a los comercios regalar bolsas de plástico no biodegradables a sus clientes.

De esta manera, los centros comerciales de la Ciudad de México no podrán entregar a sus clientes bolsas de plástico que no sean biodegradables.

"Los establecimientos mercantiles no podrán otorgar a título gratuito para la transportación, contención y envase de los productos y/o servicios que presten ó comercialicen bolsas de plástico. Los establecimientos mercantiles, productores, prestadores de servicios y comerciantes podrán utilizar materiales de plástico únicamente en los casos que por cuestiones de asepsia o conservación de alimentos o insumos no resulte factible el uso de tecnologías biodegradables como sustitutos", detalla el documento.

Sin embargo, jugadores del sector señalaron que con esta medida, si bien el ambiente tendrá un beneficio en el mediano plazo, el empleo pronto sufrirá las consecuencias, pues se prevé la pérdida de 15 mil empleos directos.

Ante este panorama, el Instituto Mexicano del Plástico (IMP) ha propuesto la creación de empresas recicladoras, establecer centros de acopio y privatizar el manejo de la basura.

Rafael Blanco, presidente del organismo dijo que de los cinco millones de toneladas de plástico que cada año se producen en el país, sólo 300 mil corresponden a las bolsas que se usan en el súper.

Explicó que reciclar todo tipo de plásticos es una gran oportunidad para generar empleos y eliminar la basura, ya que en México sólo 2% del plástico que se consume se vuelve a utilizar. Sin embargo, para impulsar el reciclaje se tendría que poner en marcha una campaña de concientización entre la población y reorganizar el sistema de recolección de basura.

En este sentido, el doctor Carlos Rius, químico de la Universidad Nacional Autónoma de México explicó que el problema no son los envases sino la forma en que se separa la basura.

"El problema de las bolsas es bastante complejo, pero cabe destacar que el verdadero inconveniente no son las que se utilizan actualmente, sino cómo seleccionamos la basura, en realidad se necesita hacer una separación diferente de la que hay por normatividad, es decir, en productos perecederos y no perecederos: orgánicos, papel, metal, plásticos y electrónicos", precisó.

El especialista detalló que tanto bolsas hechas con polietileno como las realizadas con féculas de maíz, por ejemplo, pueden degradarse con las condiciones aptas sin necesidad de que pasen 150 años en descomponerse

"Bajo las condiciones ideales se pueden desintegrar en tres o cuatro meses las bolsas biodegradables y las normales de uno a dos años, pero si no se les da la atmósfera necesaria ambas podrían tardar incluso de 20 a 30 años, todo depende de las formas en las cuales nosotros tratamos la basura", puntualizó.

Reciclaje, la tendencia principal

De acuerdo con un proyecto del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional del Instituto Politécnico Nacional, Unidad Oaxaca, es viable construir casas con nuevos materiales y sistemas alternativos que garanticen su uso en viviendas que sean confortables y de bajo costo.

La propuesta del IPN es una combinación de materiales enfocados a la tecnología de construcción. Uno de ellos es el plástico de las botellas PET, que aísla tanto térmica como acústicamente las construcciones.

“Con éste y otros materiales se forma un sistema de paneles tipo sándwich con los que se construirán muros y techos de viviendas”, explicó el maestro en ciencias José Luis Caballero Montes, titular del proyecto.

Añadió que la tecnología es de bajo costo al reducir el uso de materiales industrializados como el cemento y acero; y si bien cabe señalar que también se empleó de manera racional agregados pétreos (arena y grava), se estima una reducción del costo de la vivienda de entre 30 a 35%, comparado con una construcción convencional.

“El espesor delgado de las construcciones con ferrocemento no ofrece que este material tenga buenas propiedades térmicas. De allí que la investigación postula mejorar la propiedad de este componente con el uso de materiales de nulo costo, como son las botellas de PET”, indicó Montes.

Otro ejemplo de cómo reutilizar los envases de plástico lo realiza el Instituto Tecnológico de Aguascalientes, que inició una investigación de manera conjunta con la Universidad Autónoma de Guadalajara para obtener a partir de botellas de PET fibra de poliéster.

El procedimiento empleado por los expertos de ambas casas de estudio consiste en recolectar y clasificar las botellas, eliminar la impureza mediante un sistema de lavado, y una vez limpio el material secarlo a fin de formar hojuelas mediante trituración. 

De acuerdo con el doctor Juan Carlos Tapia, profesor-investigador del Departamento de Ingeniería Química y Bioquímica del Instituto Tecnológico de Aguascalientes, “al obtener las hojuelas el plástico es fundido, después se utiliza un sistema de bombeo con el objetivo de pasar al proceso de hilatura, que es donde se transforma el PET en filamento, es decir, en la fibra textil”.

El proyecto del IT Aguascalientes busca ser una alternativa viable para apoyar la industria textil en la región, y ayudar en el impacto ecológico.

Actualmente ya existen procesos viables de transformación de PET en fibras que se utilizan como relleno de colchones o almohadas, por lo que lo novedoso en esta propuesta es que a la fibra obtenida con esta tecnología se podrá usar en la industria textil para la fabricación de cobertores o frazadas de características ligeras.

La primera etapa de la investigación consistió en diseñar el proceso, en la etapa piloto se construyó y diseñaron los equipos para obtener las fibras. Se espera que el equipo diseñado sea capaz de producir 500 kilos de fibra poliéster por día.

“Al evaluar sus propiedades químicas se mostró que con un kilo del material se pueden producir 900 gramos de fibra; es de decir, casi se obtiene un reuso completo del material”, indicó Tapia.

Nuevos materiales

En el país también se trabaja en el desarrollo de nuevos materiales plásticos a partir de diversos orígenes. Por ejemplo, investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey,  trabajan en el desarrollo de diversos plásticos biodegradables.

“La idea es desarrollar un plástico biodegradable por medio de una resina de ácido poliláctico que se obtiene del maíz, tapioca, caña de azúcar o sorgo”, explicó el ingeniero Hazael Pinto.

Agregó que luego de obtener el acido láctico, que es la materia prima para elaborar el plástico, se purifica y finalmente el ácido puro se polimeriza y genera la resina.

La investigación se realiza desde hace dos años en el Centro de Biotecnología del Tecnológico de Monterrey. La propuesta de inicio es producir sólo la materia prima, el ácido poliláctico, y a largo plazo iniciar con la fabricación de los productos plásticos.

“Nuestra intención es crear una resina ambientalmente responsable y al mismo tiempo responda a las necesidades de los productores y consumidores; es decir, que desde la materia prima se encuentre con precio competitivo y el producto llegue al consumidor final de manera accesible”, detalló Pinto.

La investigación se encuentra en la fase de desarrollo a nivel de laboratorio y ha contado con apoyos del Tecnológico de Monterrey, a través del Centro de Biotecnología FEMSA-ITESM.

Por otra parte, la Universidad Nacional Autónoma de México también trabaja en este tipo de investigaciones. Uno de estos proyectos es encabezado por Ángel Romo, doctor en Física e investigador del Instituto de Ciencias Físicas (ICF).

“La idea de desarrollar este proyecto surge de dos necesidades: detener la contaminación emanada de polímeros sintéticos y generar fuentes sustentables y renovables de compuestos orgánicos para generar polímeros, y así evitar la enorme dependencia del petróleo”, comentó el investigador.

El científico añadió que la degradación de estos materiales depende de sus dimensiones físicas.

“Una película delgada de ácido poliláctico de unas 20 micras de grosor se degradará en unos seis meses; piezas más gruesas tardarán más tiempo, pero nunca alcanzan los cientos de años que toman los polímeros sintéticos”, puntualizó.


Redacción THE FOOD TECH®

Equipo editorial de The Food Tech conformado por periodistas especializados en la industria de alimentos, tecnología, negocios, tendencias, nutrición y packaging.

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