Los alimentos nutritivos son menos accesibles y están fuera del alcance de 2,500 millones de consumidores de trigo y de 900 millones de maíz en países en desarrollo. Para facilitar ese acceso, el CIMMYT utiliza ciencia, desarrollo y capacitación para aumentar la producción sustentable de trigo y maíz para fortalecer la seguridad alimentaria y la nutrición global.Actualmente, la seguridad alimentaria en América Latina presenta subalimentación, la cual aumentó en 2016, 42.5 millones de personas no tuvieron suficiente cantidad de alimentos, para cubrir sus necesidades calóricas diarias.
De seguir así, la región no alcanzará la meta de erradicar el hambre y la malnutrición en 2030. Además, el sobrepeso y obesidad son problemas de salud importantes. El sobrepeso en menores de 5 años afecta al 7% de los niños de la región, es decir, por encima del 6% de los niños con sobrepeso en el mundo.
En ese contexto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha creado el Decenio de la Agricultura Familiar que va de 2019 a 2028. Se trata de una oportunidad para avanzar hacia la erradicación del hambre y la pobreza, reducir la desigualdad y luchar contra el cambio climático, a través de políticas públicas que favorezcan a la agricultura familiar en el mundo.
De acuerdo con Bram Govaerts, director global de innovación estratégica y representante regional para las Américas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), éste en conjunto con socios y colaboradores en México y en la región de América Latina y el Caribe, ha puesto en marcha estrategias innovadoras para cultivar una agricultura sustentable en beneficio de los agricultores, quienes producen 80% de los alimentos del planeta, pero son los más vulnerables al hambre.
El trabajo del CIMMYT se alinea con la Estrategia y el Marco de Resultados del CGIAR 2016-2030, y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG) de la ONU, y se adapta a un panorama cambiante gracias a colaboraciones, tecnologías y maneras de trabajar.
Todo comienza con una semilla o, mejor, con miles de ellas protegidas y estudiadas en el Banco de Biodiversidad del CIMMYT que cuenta con 140,000 muestras de trigo y 28,000 de maíz, a través de las cuales es posible encontrar soluciones a retos actuales y futuros, mediante el uso de herramientas como el Atlas Molecular del Maíz.
El Atlas es una base de datos dinámica, que integra los perfiles genéticos de más de 40,000 muestras de este cereal, útiles para identificar la mejor planta de maíz para condiciones, usos o requisitos predeterminados y que ha sido clave en proyectos de mejoramiento como lo fue en 11 comunidades indígenas de Oaxaca.
Gracias al trabajo en equipo con entidades nacionales como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), se han podido aprovechar al máximo las características únicas del maíz nativo que crece en los campos de los agricultores, para conservarlo y utilizarlo y aumentar la resistencia y fortaleza sin perder sus propiedades nutrimentales y autenticidad que es parte fundamental de la identidad cultural.
Variedades resistentes es la solución que necesitan agricultores de escasos recursos que no pueden comprar fungicidas. Entre 2014 y 2018, se realizaron 135 ensayos y viveros, la mayoría en Oaxaca, donde inició el proyecto de maíces nativos de MasAgro Maíz, así como en Michoacán y en el Estado de México.
El Banco de Biodiversidad también ha sido la fuente a partir de la cual, entre 2011 y 2017, se han desarrollado y liberado gratuitamente 58 híbridos de maíz:
- 29 para trópico
- 13 para subtrópico
- 16 para Valles Altos
Todos puestos a disposición de 62 compañías semilleras nacionales como: Novasem, Ceres, Berentsen, Proseso, entre otras, vinculadas con la Red de Semilleros de MasAgro.
Cabe resaltar que el uso de híbridos impacta en el incremento de rendimiento en al menos 2.3 t/ha contribuyendo a demostrar que en el país sí se puede aumentar la productividad de maíz y responder a un problema fundamental en la agricultura: baja productividad y disparidad, indica Govaerts.
Las cifras son contundentes:
- En el estado de México se pasó de 2.88 a 3.44 t/ha
- Hidalgo, de 4.45 a 5.35 t/ha
- Jalisco, de 7.15 a 7.76 t/ha
Cultivando agricultura sustentable
Tan importante como una buena semilla es el ambiente facilitador en que se cultive y aquí el concepto sustentable es fundamental. En la práctica, la intensificación sustentable incluye las prácticas de la agricultura de conservación, que consiste en el movimiento mínimo del suelo, la cobertura permanente de la superficie del suelo y la rotación de cultivos para, de manera simultánea, aumentar los rendimientos, incrementar las utilidades y proteger el medioambiente.
Asimismo, contribuye a mejorar la función y la calidad del suelo, con lo cual mejora la resiliencia a la variabilidad climática. Gracias a la agricultura sustentable, hay 60% menos emisiones de CO al disminuir consumo de diésel, y 30% menos en consumo de agua.
Todo esto en buena parte como resultado de alianzas sustentables como las establecidas con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Nestlé, Kelloggs, Heineken México, Syngenta, Grupo Gruma, el Banco Mundial, el Programa de Escalamiento y Acompañamiento Técnico, entre otros.
El Programa de Escalamiento y Acompañamiento Técnico ha sido clave para comenzar a masificar el aprovechamiento de las innovaciones e impulsar la mecanización agrícola. Es así como en 2018 atendió a 34,782 productores, en 35,005 predios que benefician a más de 200,000 agricultores en más de 390,000 hectáreas.
Al tiempo que ofreció 2,074 capacitaciones y 1,941 eventos demostrativos, en 16 estados de México, sobre agricultura de conservación, variedades adecuadas, fertilización integral, diagnóstico de suelos, poscosecha y acceso a mercados, beneficiando 7,836 mujeres y 26,946 hombres, lo que ha impulsado una producción para el bienestar de los productores y sus familias.
En suma, el CIMMYT es investigación, es desarrollo humano y productivo. Es innovación, alianzas estratégicas y colaboración permanente. Es acercamiento con los productores, conocimiento, integración e inclusión. Es sustentabilidad cuidando recursos y promoviendo buenas prácticas en el campo mexicano.
Para mayor información visite: www.cimmyt.org/es
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