Destacan que esta modalidad ha logrado reducir el peso de botellas, bricks y latas hasta un 22% en la última década.
"Aunque los cambios de ecodiseño han sido progresivos y a veces imperceptibles, las latas de refrescos, los briks y los plásticos finos que se emplean como envoltorios han sufrido una espectacular transformación", indicó Esther Colino, jefa del Departamento de Prevención de Ecoembes.
En el caso de las botellas de agua de litro y medio, "ahora pesan 23 gramos, un 16% menos que en el año 2000", aunque también se han apreciado descensos notables en las latas de refrescos (17%), las bolsas de pasta (22%) o los botes de yogur líquido (19%).
Buena parte de las envasadoras han optado por un estrechamiento en el cuerpo de las botellas por cuestiones ergonómicas e incluso el tapón es más pequeño, porque no era necesario dar tantas vueltas para lograr un cierre perfecto. Y en cuanto a las botellas de cinco litros, cada vez son más habituales las de base cuadrada porque facilitan el almacenaje y ahorran combustible en el transporte.
"Las botellas de cerveza pesan el 6,5% menos", prosigue Emiliano López, técnico de Ecovidrio, entidad que gestiona los envases de vidrio, aunque posiblemente el principal cambio atañe a los materiales de producción. El calcín, o vidrio procedente del reciclado, puede suponer hasta el 90% de las nuevas botellas. Además, abarata costes porque se fabrica a temperaturas más bajas.
Los materiales también han cambiado en el sector de las latas. En las conservas se han sustituido casi totalmente las rígidas tapas por acero laminado superfino, reduciendo el peso un 17%.
Fuente: El Periódico Mediterraneo