Se han evaluado las regulaciones sobre trazabilidad alimentaria de varios países del mundo, si se lleva a cabo un programa obligatorio para conocer la procedencia de los alimentos y su viaje a través de los distintos eslabones de la cadena alimentaria, si se cuenta con medios informáticos y electrónicos para los controles oportunos, si se especifica en las etiquetas alimentarias el origen y la información es comprensible para los consumidores, si el sistema de trazabilidad afecta al producto nacional y al procedente de la importación, etcétera.
En base a los resultados y a la puntuación obtenida, se ha configurado un ranking mundial en el que se muestra quién trabajan más por una trazabilidad alimentaria concisa y transparente.
Europa es el líder en trazabilidad alimentaria, tanto los países que forman la Unión Europea como los países que componen la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), formada por países que prefirieron no entrar en la UE, alternativa a la Unión Europea a la que se acogieron inicialmente varios países, pero a la que actualmente sólo pertenecen cuatro, Liechtenstein, Suiza, Noruega e Islandia, el resto han terminado entrando en la CEE.
Tras la evaluación realizada, las mayores puntuaciones en trazabilidad alimentaria son para los países europeos, sus reglamentos abordan una amplia gama de alimentos y productos de origen animal, ya sean nacionales o de importación, por lo que se considera que son líderes a nivel mundial en trazabilidad alimentaria.
En el otro extremo del ranking nos encontramos a países como China, su sistema y legislación sobre trazabilidad está en fase de desarrollo y una buena parte de los alimentos no están regulados. Hay que decir que China ha anunciado que realizará los cambios oportunos en su legislación de trazabilidad alimentaria. Tras el liderato de Europa y por encima de China, encontramos un bloque de países cuyas reglas de trazabilidad no son tan exigentes como las europeas, aunque se está trabajando para mejorar la situación.
En este bloque de países a los que se les ha otorgado una puntuación media está formado por Japón, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Australia y Nueva Zelanda, entre otros. Japón es un país en el que la trazabilidad de alimentos cárnicos sólo se aplica al producto nacional. En lo que respecta a otros alimentos, como por ejemplo el arroz, el gobierno ha anunciado la introducción de nuevas normas que permitan a los consumidores conocer su procedencia, sin embargo, queda pendiente la cuestión de la trazabilidad de los alimentos que se importan. Canadá es un país que trabaja para mejorar la trazabilidad de alimentos cárnicos a través de la identificación obligatoria del ganado, sin embargo, no se han realizado esfuerzos para crear un sistema nacional de trazabilidad que abarque más productos alimentarios.
Estados Unidos puede mejorar en trazabilidad gracias a la nueva Ley de Modernización de la Seguridad Alimentaria, que tiene como objetivo mejorar la trazabilidad alimentaria en los alimentos básicos, pero el desarrollo de esta normativa se encuentra en sus primeras etapas y queda mucho por hacer todavía. Aunque cuenta con un buen sistema de requisitos de identificación y etiquetado de los productos alimenticios envasados, es uno de los dos únicos grandes países productores de carne de vacuno que no cuenta con la correspondiente identificación o sistema de trazabilidad del ganado a nivel nacional.
Países como Brasil, Australia o Nueva Zelanda, tienen un buen sistema de identificación y trazabilidad del ganado que se produce a nivel nacional, sin embargo, necesitan desarrollar y aplicar requisitos más concisos a otros alimentos que producen y a los alimentos que importan. En muchos casos no existe el sistema que permita realizar un seguimiento desde el lugar en el que se produce un alimento y hasta que llega a la mesa del consumidor.
En este informe sobre qué países aplican mejor las reglas de seguimiento de los alimentos se ha excluido a Rusia, la razón es que hay poca información disponible que permita determinar los requisitos y normas de trazabilidad con los que trabajan y por tanto y de momento, se excluye de este peculiar ranking de trazabilidad de los alimentos. Brian Sterling, director de Global Food Traceability Center (GFTC) y uno de los autores de este informe, cree que es necesario que los requisitos y regulaciones de trazabilidad se armonicen a nivel mundial, la industria, los reguladores y los gobiernos deben ponerse de acuerdo y seguir los mismos requisitos, de este modo se podrían reducir costes innecesarios en el cumplimiento de la trazabilidad y se agilizarían los procesos que permiten la identificación y seguimiento de un alimento desde que se produce, hasta que llega a la mesa del consumidor.
Para realizar esta evaluación sobre la trazabilidad alimentaria a nivel mundial, los autores del estudio plantearon varias preguntas, ¿existen políticas específicas a nivel nacional para los alimentos nacionales, y cuándo entran en vigor?, ¿existen políticas específicas para los productos importados y qué documentos se solicitan para certificar que cumplen la legislación sobre trazabilidad?, ¿qué grado de transparencia y precisión tiene este sistema?, si no existen normas específicas, ¿qué prácticas voluntarias pone en marcha la industria?, ¿qué productos y materias primas están siendo reguladas por la legislación de trazabilidad?, etcétera. Con las respuestas obtenidas se ha podido configurar este particular ranking de la trazabilidad y determinar que son los países europeos los que más esfuerzos realizan en materia de trazabilidad alimentaria.