Señalaron que el agua de grifo es una alternativa eficiente y sustentable para mantenerse hidratados.La bebida fetiche de la corriente sustentable no viene en botellita ni se consigue en ningún mercado natural. No lleva frutas ni semillas. Se trata, ni más ni menos, que del agua corriente. Sí, la que fluye en abundancia de cualquier grifo, y que durante años fue objeto de toda clase de cuestionamientos.
Parece que últimamente hemos vivido (y bebido) equivocados: cada vez más voces se alzan contra el carácter anti-sustentable del agua envasada. En un reciente artículo publicado en el diario La Nación, el arquitecto Fernando Diez cuestionó el nuevo culto por el agua envasada, defendió su rechazo a elegir botellas descartables por razones ecológicas, y lamentó que la responsabilidad estatal de proveer agua potable y segura no figure en el anteproyecto del nuevo Código Civil.
Al principio parecía una moda excéntrica, pero luego se transformó en una obsesión que ganó las mentes de todo aquel preocupado por su salud ( ). En poco tiempo, esta extravagancia se multiplicó de un modo tal que las grandes empresas de alimentos adivinaron que sería importante posicionarse en el mercado del agua envasada, sostuvo el autor.
La campaña fue tan ingeniosamente desarrollada, agregó, que años después una importante mayoría dudaba de si el agua del grifo no dañaría su salud. Al fin, el agua mineral y el agua envasada en general se transformaron en una necesidad ( ). Había llegado el momento clave esperado: la gente tenía (tiene) miedo del agua pública".
Se ha señalado que en muchos rincones del país la contaminación del agua corriente es tal que la vuelve realmente intomable. Frente a esto, Diez reconoce que si en algunas ciudades el agua pública no fuera suficientemente buena, o se estuviesen relajando los exigentes y constantes controles de potabilidad que son la norma para el agua corriente, estaríamos aceptando un retroceso de lo público tanto más grave que cualquier otro.
Otro de los fervientes defensores del agua de grifo es Lucas Llach, quien dijo que: La colocación de bebederos en la vía pública implicaría un enorme ahorro económico y un gran favor a la ecología.
Fuente: www.buenosairesmarket.com