Proyecto de Ainia trabaja en optimizar los envases barrera o con atmósfera modificada para mejorar espesores, impacto ambiental o cambios químicos.Los nuevos envases "barrera" permitirán limitar la permeabilidad de los alimentos a la luz, la humedad, el oxígeno y la temperatura, así como el efecto del paso del tiempo, para alargar la vida útil del producto y la calidad con la que llega al consumidor.
Así lo asegura el jefe del departamento de tecnología del envase del instituto tecnológico de la Generalitat Ainia, Carlos Enguix, que trabaja en optimizar los envases barrera o con atmósfera modificada para mejorar los espesores, el impacto ambiental o los cambios químicos y evitar que el alimento se pueda apelmazar o ablandar o pierda aspectos como la textura, el color o el aroma.
Para ello, según Enguix, es muy importante que el envase esté bien sellado y no se produzcan pérdidas de integridad durante el transporte o la distribución del producto.
Además, la correcta selección de los materiales barrera puede suponer importantes ahorros de costes en materiales y disminución del impacto ambiental.
Enguix ha explicado que los alimentos se deterioran por la atmósfera que hay el interior del envase, por lo que desde Ainia se intenta preservarlo creando materiales que impidan el paso de agentes externos como el oxígeno, el nitrógeno o el dióxido de carbono.
En el caso de materiales como el vidrio y el metal son materiales "muy impermeables", pero los plásticos tienen una mayor permeabilidad a los gases, y por ello es necesario crear una "barrera" que impida su paso.
Para el desarrollo del envase, además de la elección adecuada de los materiales que lo constituyen, los espesores de las diferentes capas y su geometría, se deben considerar otros aspectos como el tipo de atmósfera de envasado, o si el envase se va a someter posteriormente a algún tratamiento térmico.
Además de estos factores existen tecnologías de envasado que se pueden utilizar para aumentar la vida útil de un producto como el uso de envasado en atmósfera modificada (MAP), que consiste en introducir un gas que es diferente del aire con el fin de retardar las reacciones biológicas y bioquímicas que producen el deterioro del producto.
Según ha explicado, los alimentos que se encuentran en lineales de distribución en los comercios son muy sensibles a la luz ultravioleta, tanto ambiental como de los tubos fluorescentes, y esto favorece la reacción de oxidación de los productos envasados.
Por ello, los envases de plástico son recubiertos con varias capas, algunas de ellas metalizada, para dar resistencia y consistencia al envase y evitar que el producto que hay en su interior se oxide y, de este modo, alargar la vida del mismo sin perder la calidad.
Carlos Enguix ha señalado que en el caso de la cerveza, que está generalmente envasado en vídrio o metal, podría ser envasado en plástico como los refrescos, aunque precisaría una barrera superior a éstos para absorber todo el oxigeno que quede en el interior y mantener su calidad.
Según ha explicado, este envase de plástico con un recubrimiento interno que absorbiera el oxígeno que pudiera quedar en el interior permitirá al producto durara entre seis meses y un año.
Fuente: EFE