Están indisolublemente ligadas, pues muchos de los alimentos que consumimos son de origen industrial y el organismo toma de ellos los nutrientes que necesita.Las sociedades cambian , evolucionan y modifican sus hábitos alimentarios. La industria responde a esos cambios proveyendo productos para satisfacer las necesidades y expectativas de los consumidores en cada momento.
Los alimentos modificados en su composición tradicional como los fortificados o enriquecidos con vitaminas y minerales aparecieron como respuesta a carencias detectadas en la población y a la reposición de nutrientes cuya concentración disminuía , o que se perdían, con el procesado. En el caso de las carencias acompañando a políticas públicas o por decisión propia de las empresas, por responsabilidad social empresaria.
Mas recientemente, la conciencia creciente en los consumidores sobre la incidencia del estilo de vida en la calidad de la misma hizo posible la aceptación de alimentos que contribuyen a mantener o mejorar algún aspecto de nuestra salud. Aparecen así los llamados alimentos funcionales , de los que los modificados con vitaminas y minerales fueron pioneros. Y es la industria la que capitaliza las investigaciones y hace accesible a los consumidores sus beneficios.
En los últimos años se ha visto un fuerte incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles y seguramente todos hemos leído una cantidad muy grande de artículos que hablan del tema. Me atrevería a decir que casi a diario leemos algo relacionado con este terrible problema y en este escenario la industria juega un rol relevante. Todos sabemos que las causas de este problema son muchas , que no son los alimentos, sino los cambios de hábitos los responsables de la epidemia.
Los numerosos productos en el mercado cuya composición está alineada con los requisitos de los organismos internacionales muestran que la industria es muy consciente de su rol.
Podríamos pensar que aún no son suficientes , que hay mas por hacer, y esto puede ser verdadero. Pero debemos tener en cuenta que las empresas elaboradoras de alimentos saben que para ser existosas tienen ante todo que comprender las expectativas de los consumidores, expectativas que generalmente no son explícitas sino que son descubiertas a través de los insights que aparecen en las investigaciones de mercado. Pero hay un requerimiento que es básico e indiscutido y es que el producto tiene que ser rico, apetitoso y generar placer. Año tras año, en los informes de tendencias, se observa que al menos uno de cada dos productos lanzados está en la tendencia del placer.
Las empresas elaboradoras de alimentos trabajan por lo tanto para ofrecer productos ricos y prácticos porque estos atributos no son negociables, pero también acuerdan con la necesidad de prevenir las ECNT, por lo que tienen el tremendo desafío de atender estos dos requisitos.
Muchas empresas han comenzado a comparar el perfil nutricional de sus productos con las recomendaciones. En un comienzo con el objetivo de encontrar claims que hagan mas atractivos los productos , pero se han dado cuenta que aparecen así muchas oportunidades de mejora: reducción de materia grasa, de azúcares simples, adición de fibra, entre otros.
Como profesional que ha hecho una larga carrera en el área de Investigación y Desarrollo, pienso también en el rol que los responsables de esta área tienen dentro de las empresas. Ellos diseñan los productos y conocen la composición y el perfil nutricional por lo que pueden y deben educar a sus clientes internos es decir sus clientes dentro de las empresas, me refiero fundamentalmente al área de Marketing. El conocimiento técnico los hace responsables de transmitir a las organizaciones los valores de una dieta sana y de mejorar el perfil de los productos. Por supuesto que hay que reconocer el desafío al que me refería mas arriba, los productos tiene que seguir siendo aceptados sensorialmente. Pero por muy pequeño que sea el cambio en la reformulación en pos de un mejor perfil, éste se multiplicará si cada empresa hace su aporte en cada producto que vende.
Esfuerzo conjunto
No quiero dejar de mencionar el esfuerzo conjunto de los sectores públicos y privado. En el caso de la Argentina , las autoridades sanitarias y la industria han trabajado juntas en los programas de reducción las grasas trans provenientes de la hidrogenación química de los aceites y de reducción del contenido de sodio.
Como resultado del primero de los programas a fines de 2012 los aceites y margarinas no podrán contener mas de 2 % de grasas trans y hacia fines de 2014 ningún alimento podrá contener mas 5 % de grasas trans respecto al contenido total de grasas. En el caso de la reducción de sodio, se firmó en octubre de 2011 un convenio entre los Ministerios de Salud Pública y de Agricultura, Ganadería y Pesca, y la Cámara de Productos Alimenticios (COPAL) para la reducción gradual de sodio en 4 categorías de alimentos : farináceos, quesos, sopas, caldos y conservas y productos cárnicos, convenio al que han adherido numerosas empresas. La reducción es gradual para que el paladar de los consumidores se vaya acostumbrando a niveles cada vez mas bajos. Programas similares se vienen llevando a cabo desde hace años en países como Finlandia, Reino Unido, Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, entre otros.
Quisiera finalmente volver a enfatizar el carácter multicausal del problema y resaltar el papel de la educación. No podemos pensar que desaparecerán los alimentos de consumo ocasional, que pueden tener mayor contenido de los nutrientes que los organismos de referencia nos dicen que tenemos que limitar. Por suerte existen y seguirán existiendo para darnos momentos de placer. Tenemos que aprender en que proporción y cuando podemos consumirlos e incluirlos en el marco de una dieta balanceada.
La industria informa a los consumidores sobre las características nutricionales de los productos y puede contribuir con una comunicación responsable a la educación, en cuestiones de nutrición y de inocuidad de los alimentos, del consumidor. Pero es el Estado quien debe liderar las propuestas educativas y de prevención. En línea con este hecho es que en el año 2009 se establece en nuestro país el Plan Argentina Saludable que tiene por objetivos promover una alimentación saludable, la actividad física y la reducción del consumo de tabaco.
Sólo lograremos vencer esta epidemia si el consumidor es educado para realizar elecciones correctas, orientadas a una alimentación balanceada, variada y a la realización de actividad física.
* Consultora independiente.